Denuncian torturas a reos

Castigos físicos y psicológicos, además de otros tipos de irregularidades, forman parte del día a día de los reclusos del penal “Juan Antonio de la Vega” de Emboscada, indica el reporte del Mecanismo Nacional de Prevención de Tortura (MNP).

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Miembros de la MNP que se hicieron presentes en el penal de Embocada para tomar denuncias de los reclusos y realizaron observaciones del manejo de las personas privadas de su libertad en el penal. Tras ellos, concluyeron en que el temor es el mecanismo de los encargados del penal para mantener sumisos a los reclusos.

El informe indica que, por ejemplo, la ausencia de las salidas al patio por parte de los internos es una constante en el penal.

“Para tener acceso al denominado recreo por un lapso de 10 a 15 minutos, los internos deben abonar entre de 15 mil, 20 mil o 40 mil guaraníes inclusive. En las celdas conviven 5 personas, cuando la capacidad es cada celda es solo para 3; esto significa que 2 personas duermen en el piso”, añade.

Además de la privación de libertad y de los efectos de esta en la vida de una persona, el estar todo el tiempo confinado a una celda pequeña, que no permite el movimiento, ni contacto, tan solo sea con la naturaleza, así como la falta de agua (cada pabellón cuenta con servicio de agua solo por 3 horas al día) y comida en pésimas condiciones contribuyen a un ambiente de “terror”, de acuerdo con lo denunciado por los reclusos.

Otro aspecto es la supuesta tortura. En ese sentido, el informe señala que para el ingreso al penal de Emboscada se realiza previamente el ritual de “admisión”, que según testimonios, consiste en acostar al interno boca abajo, y pegarlo en lugares en donde no puedan registrarse rastros, tales como pantorrilla, cintura, planta del pie.

“Por lo general, la admisión la realizan los guardiacárceles, siempre más de dos y a uno o más internos. Asimismo, durante la visita pudo contarse que varios internos estaban en la celda de castigo, pero ante nuestra presencia fueron todos liberados y llevados a los pabellones, ordenándose además la limpieza de estas celdas. Además la permanente amenaza del traslado por parte de los guardias y el director, produce en los internos, además de incertidumbre, el miedo a la posibilidad de romper cualquier contacto con sus familiares y/o amigos/as y quedar incomunicados”, puntualiza el reporte.

Por otra parte, el informe resalta la ausencia total de asistencia médica a los internos, con dolencias graves que requieren desde hace tiempo alguna atención sanitaria, tratamiento e incluso intervención quirúrgica.

“En ocasiones, la sola manifestación de algún síntoma por parte de los internos a algún guardia, conlleva una acción disciplinaria, es decir el castigo físico. El “tratamiento” utilizado y referenciado como lo que funciona ante las situaciones de abstinencia es “reducirle”, que implica utilizar la fuerza para llevarlo al calabozo”, señala.

En otro sentido, los internos que reciben visitas afirman que por lo general pasan varias horas hasta que sean llamados para encontrarse con sus parientes y amigos, privándoseles de tiempo innecesariamente.

Por otro lado, las revisiones realizadas a las mujeres fueron descriptas como: “desnudarles, hasta la ropa interior y hacerles hacer sentadillas”, como prevención de ingreso de objetos o elementos indeseados, sumado a que por lo general esta revisión se realiza frente a otras mujeres que también visitan el penal.

“El precio del orden y la disciplina (en el penal de Emboscada) es la violación sistemática de los derechos humanos de personas que se encuentran bajo la tutela del Estado paraguayo”, finaliza el informe.

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