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A inicios de la década del 2000, nadie imaginaba que un pequeño grupo criminal que en ese momento se lo conocía como la “banda de Choré”, se convertiría años después en el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Después del secuestro de María Edith Bordón, acaecido entre noviembre de 2001 y febrero de 2002, surgieron los nombres de varias personas involucradas y peligrosas, entre ellas Alcides Oviedo y su esposa Carmen Villalba.
La Policía los buscó por todo el Paraguay, sin que se consiguiera el éxito esperado. En julio de 2003, en aquel entonces fiscal de San Pedro, Antonio Bernal Casco, recibió una información sobre la localización de Villalba y Oviedo.
Los allanamientos eran una constante en esa época, por lo cual esa información podía ser una más del montón. Casco pidió ayuda al también entonces fiscal de San Pedro, Arnaldo Giuzzio.
No se recurrió a policías tácticos ni a militares; los dos fiscales consiguieron la autorización judicial y la ayuda de dos policías de una comisaría de San Pedro, para realizar el procedimiento.
Casco, Giuzzio y sus dos custodios policiales, más dos policías, fueron rumbo a un lugar conocido como Sanguina Cué, en el departamento de San Pedro.
“Se hacen fotocopias”, se leía en el letrero que de una casa, en cuyo patio había gente limpiando, niños jugando, contó Arnaldo Giuzzio.
En el lugar no se observaba nada extraño, podía ser otro allanamiento infructuoso, pero cuando los fiscales avanzaron hacia la casa, desde una ventana observaron un arma. Los intervinientes se arrojaron al piso, porque las balas pasaban cerca de ellos.
Los suboficiales de la comisaría, con sus carpetas en mano, prácticamente quedaron inmovilizados, los fiscales en el piso, pero uno de los custodios policiales se arrastró hasta la camioneta del Ministerio Público y agarró una escopeta, mientras que el otro compañero, con arma en mano, rodeó la vivienda.
El policía con escopeta se abrió paso a balazos y repelió el ataque. El otro agente llegó hasta el pasillo y cuando observó una sombra, como por inercia, disparó; la bala impactó contra Germán Aguayo, quien falleció al instante.
En medio de todo, una persona con una poderosa arma de fuego escapó por el patio trasero y se internó en el monte. Era Alcides Oviedo Brítez, cuya esposa no pudo huir, porque estaba con su bebé en brazos.
En minutos acabó todo, casi por una situación fortuita, los policías detuvieron a Carmen Villalba y mataron a Aguayo, quien estaba con la pareja.
Encima, en el interior de la casa había un arsenal, armas, explosivos, ropa militar y un manual de actividades guerrilleras, con planes de secuestro y nombres de sus víctimas.
Además, la casa contaba con conexión a internet, algo que no era muy frecuente en aquel entonces.
El matrimonio Villalba Oviedo era líder de un grupo criminal, que cinco años más tarde sería conocido como EPP.
Giuzzio recordó que el procedimiento no requirió de tanta movilización de uniformados. Recomendó que se insista en las áreas urbanas y no en los montes, porque los miembros del EPP se mimetizan entre la población y prueba de eso es que Oviedo, así como Villalba, estaban en una casa donde funcionaba una fotocopiadora.
Actualmente Oviedo y Villalba cumplen una condena de 15 años de cárcel, más tres años de seguridad, por el secuestro de María Edith Bordón. Los dos son considerados los fundadores del EPP y desde la prisión se erigieron en voceros de la banda criminal.
Entre los líderes del EPP que están prófugos se encuentran Manuel Cristaldo Mieres, Magna María Meza, Alejandro Ramos, Isax Burgos y Bernardo Bernal Maíz.
Osvaldo Villalba y Liliana Villalba, hermanos de Carmen Villalba, también son considerados supuestos referentes del EPP.
La Policía está en la zona límite entre los departamentos de San Pedro y Concepción, en búsqueda de la gente del EPP, después del crimen del que fue víctima el ganadero Luis Lindstron, que se produjo hace días.