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El pasado 30 de setiembre, a unos 500 metros de la casa materna del policía Edelio Morínigo, los miembros del EPP dejaron una carta en la que pedían la liberación de seis de sus miembros detenidos en las cárceles a cambio de liberar al uniformado secuestrado desde el 5 de julio pasado; caso contrario, los criminales amenazan con matar a su víctima.
Desde el Gobierno hace tiempo se dejó en claro que no se negociaría con grupos criminales. El ministro del Interior, Francisco de Vargas, fue claro al señalar que no se va a hacer tratos con esta ni con otra gavilla delincuencial. También afirmó que el EPP quiere responsabilizar al Gobierno de sus actos.
En su carta, el EPP señalaba que no había torturado al policía y que respetó sus derechos, pero paradójicamente seguidamente amenazaba con asesinarlo el 14 de octubre, de no haber negociación. De Vargas fue claro al decir que no se puede ir contra las leyes, es decir, liberando a delincuentes, y esa fue la respuesta que se envió al grupo criminal.
Por causa de la banda criminal, hay una madre y toda una familia clamando por la liberación del suboficial. El grupo se vale del terror y la angustia de pobladores humildes para obtener dinero, que luego es nuevamente utilizado para perpetrar más atentados.
Además del policía, los malvivientes tienen en sus manos a Arlan Fick (17), quien permanece secuestrado desde el 2 de abril. El menor tambíen sería objeto de canje, según estiman los investigadores.
El desprecio por la vida por parte de los integrantes del EPP se evidenció en otras ocasiones, con los secuestros y asesinatos perpetrados, con la consecuente cantidad de familias destrozadas por el dolor. Prácticamente en todas las ocasiones, las víctimas fueron personas humildes, cuando la banda se jacta de defender a los desposeídos.
Igualmente, miles de pobladores, principalmente de Concepción y San Pedro, deben vivir en medio del miedo por culpa de una banda de malvivientes que se dedica a matar, secuestrar y extorsionar.