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En menos de una semana, el EPP mató a cinco efectivos del orden. El primer hecho ocurrió el domingo 12 de julio cuando en la colonia Aguará de Amambay mataron a dos suboficiales, mientras que el 17 de julio en el asentamiento Yaguareté Forest, San Pedro, otros tres policías fueron acribillados.
En casi todos los casos, el EPP mató a sangre fría a los policías, los emboscaron en caminos despoblados para ejecutarlos y luego huir sin ser nunca alcanzados por los operativos que se montaron tras estos casos. El ministro De Vargas, tras el último atentado, dio una conferencia de prensa y dijo, entre muchas cosas de su repetido discurso, que el EPP le declaró la guerra a la Policía Nacional, dejando en claro que ahora se desató una “cacería” de uniformados por parte de los criminales. De Vargas es de la idea que ahora esta banda de asesinos y secuestradores tiene fijada en su mira a las fuerzas del orden público.
En la década de los '90, el cártel dirigido por Pablo Escobar Gaviria, en Colombia, también le había declarado la guerra a la Policía de Medellín y el capo mafioso pagaba fuertes sumas de dinero a todo sicario que mataba a un uniformado. La cifra que el “Patrón” abonaba era de acuerdo al rango del agente asesinado. Esta práctica infundió terror en las fuerzas policiales de aquel país debido a la “cacería” que se desató.
A decir del ministro Francisco de Vargas, este mismo modus operandi, salvo el pago del dinero por cada muerte, es el que está empleando el EPP para implantar el temor en las fuerzas del orden. Lo que se pretende es que la Policía no haga más controles en la región dominada por estos criminales. Sin embargo, el anuncio es que se reforzará la región con más hombres.
El EPP en sus inicios fue un grupo que se movilizó en Asunción, donde perpetró varios secuestros como el de María Edith y Cecilia Cubas; luego -cuando sus principales cabecillas fueron detenidos, encarcelados y hoy condenados- migraron al Norte, más específicamente a los departamentos de Concepción y San Pedro, donde se hicieron fuertes.
Volvieron a cometer varios secuestros y mostraron su lado más sangriento: ya mataron a 18 policías, tres militares y 29 civiles con las que se toparon en su camino. Además, actualmente, tienen secuestrado al suboficial de Policía Edelio Morinigo desde hace 382 días, sin que se sepa cuál es su situación. En dos ocasiones amenazaron con matar al rehén; desde la segunda vez, nada más se supo.
Desde el Gobierno refieren que servicios de inteligencia aseguran que Edelio sigue con vida, pero no existe una certeza de eso.