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El drama de las madres internas es una de las mayores problemáticas actuales. Una vez que una mujer ingresa a la penitenciaría del Buen Pastor, hay una preocupación mayor que su proceso judicial: con quién se quedarán sus hijos. Para los que son muy pequeños o llegan a nacer en el penal, la ley permite la opción de que vivan con sus madres en reclusión, pero solamente hasta los cuatro años.
Después, son separados de sus madres y deben ir a vivir con algún familiar cercano. ¿Qué ocurre si la madre no confía en nadie más dentro de la familia ampliada? ¿Qué pasa si los niños, al ir con otra persona, son alejados y la madre no vuelve a saber de ellos? Todas estas cuestiones son las que provocan lágrimas de las 34 madres internas del Buen Pastor, y las mismas relataron sus vivencias a ABC TV en el siguiente material periodístico.