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Durante el encuentro con representantes de la sociedad civil, el Sumo Pontífice respondió a la consulta sobre el modelo económico adecuado que beneficie a los más pobres. Para el Papa lo esencial es un modelo económico con rostro humano, que piense en la clase más necesitada.
“En esto, la adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin rostro”, resaltó en su discurso. En ese contexto, pidió a los empresarios “no sacrificar humanos en el altar del dinero y la rentabilidad”.