A dos minutos de la pista

Solo faltaban dos minutos para que la avioneta pilotada por Manuel Marsá realizara el aterrizaje forzoso que tenía previsto en el aeropuerto Nicolás Bo, y se salvara de la muerte. Pero, lastimosamente, sus planes no pudieron concretarse.

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Según nos explicó el administrador del Aeropuerto Silvio Pettirossi, Rubén Aguilar, Manuel Marsá salió esta mañana de Asunción pilotando su aeronave en compañía de otra persona, cuya identidad se desconoce hasta el momento. Se dirigió hasta una zona denominada Pozo Azul, en el noroccidente del Chaco Paraguayo. En ese sitio dejó a la persona en cuestión y regresó solo, con destino al Aeropuerto Silvio Pettirossi de la capital.

Fue en el inicio del viaje de retorno que Marsá comenzó a experimentar los primeros desperfectos mecánicos de la aeronave. Según Aguilar, dijo a los encargados de Control de Tráfico Aéreo que el avión sufría de vibraciones, por lo que deseaba aterrizar de emergencia en el aeropuerto Nicolás Bo, en la zona de Chaco'i.

No pasaron cinco minutos de su primera advertencia cuando el motor dejó de funcionar. En esas condiciones, al piloto no le quedaron más opciones que planear para tratar de llegar a destino.

Siempre según relata Aguilar, faltaban solo dos minutos, y 1.500 metros de distancia, para que Manuel Marsá aterrizara en la pista y se salvara, pero lamentablemente, no pudo llegar.

Este escaso tiempo hizo la diferencia. El avión de Marsá se precipitó.

 Según Rubén Aguilar, este es un desperfecto que puede ocurrir en cualquier momento. Negó que la aronave haya tenido algún desperfecto anterior, pues la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (DINAC) realizan todos los controles antes de entregarle el plan de vuelo al piloto.

Los equipos de búsqueda y rescate están trabajando en este momento en el lugar, de manera a hacer llegar el cuerpo hasta el aeropuerto de Nicolás Bo.

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