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Doce ataques con explosivos a cajeros automáticos se han registrado en lo que va de este año, a escasas semanas de que llegue a su fin. En promedio, un expendedor de billetes por mes ha sido violentado con intenciones de extraer su contenido en lo que va del año. Teniendo en cuenta casos registrados en años anteriores, se evidencia un exponencial crecimiento en el número de golpes de este tipo. En 2013 se registraron tres casos de este tipo, mientras que en 2012 fueron cinco.
El primer caso de un cajero explosionado con la intención de robo se registró ya en las primeras horas del año, cuando un grupo de malvivientes pretendía aprovechar los estruendos de la pirotecnia típica de los festejos para asestar un golpe que resultó frustrado tras ser descubiertos por guardias de seguridad.
Marzo y agosto fueron los meses en los que mayor cantidad de golpes a cajeros se registraron, con dos cada uno; en el primer caso hubo una diferencia de cinco días, mientras que en el otro fueron apenas horas las que separaron un ataque de otro. A su vez, mayo y octubre fueron los únicos meses en los que no se registraron detonaciones de cajeros.
El área metropolitana y Alto Paraná han sido las zonas en las que más robos o intentos de asalto se han registrado. De hecho, el XI departamento fue escenario en setiembre del golpe más grande cuando la noche de un sábado unos 25 malvivientes asaltaron una subcomisaría y atacaron tres locales comerciales.
De hecho, ese mismo caso fue el que mayor perjuicio económico causó pues los malvivientes se alzaron con unos G. 560 millones. En junio, se registró otro de los golpes en el que los asaltantes consiguieron uno de los botines más importantes, cuando se llevaron unos G. 500 millones durante el asalto a un cajero del Banco Nacional de Fomento en Yhú. El BNF ha sido de hecho uno de los más afectados por hechos de este tipo.
Sumando el asalto registrado en horas de la madrugada del jueves, los malvivientes se han alzado con botín de unos G. 3.000 millones, sin contar con el enorme perjuicio económico que representa la instalación de un nuevo cajero en lugar del que ha sido detonado y la reconstrucción de la caseta en que se encuentra.