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La joven indicó que era sistemáticamente acosada por el sacerdote Silvestre Olmedo, inicialmente con palabras, hasta que un día el religioso la manoseó en la espalda y el pecho. Según manifestaciones de la joven, el sacerdote aprovechó una tarde en que ella se encontraba sola en la secretaría parroquial para intensificar el acoso.
"Primero me decía que era linda, me acariciaba el pelo y ya me incomodaba, pero, como trabajo muy de cerca con los temas juveniles, traté de evitar lo más que se pueda al sacerdote. Pero una tarde que yo fui a redactar una nota a la secretaría de la Casa Parroquial, él se me acerca por la espalda, me acaricia y luego va hacia mi pecho", dijo la joven.
Agregó que realizó primero su denuncia ante monseñor Dionisio Echagüe, decano de la parroquia San José, y este la derivó con el arzobispo metropolitano de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, pero este último lo único que hizo fue pedirle que "ore por el sacerdote".
"Monseñor Valenzuela nos recibió y anotó todo lo que le manifestamos, pero no hizo nada más que instarnos a orar por el sacerdote. Nunca se le suspendió o le pidieron cuentas de lo que hizo, por eso renuncié a trabajar con los temas juveniles y ya no voy a misa", lamentó la mujer, que, tras la impotencia de no saber qué hacer, realizó la denuncia policial y luego fiscal.
Consultado al respecto, el sacerdote Silvestre Olmedo dijo que no emitiría comentarios al respecto. "No voy a hablar con nadie, menos con la prensa. Esto es un tema personal y no tengo por qué comentarte nada", dijo el religioso.