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Nuestro país destina el 3,24% (US$ 30.067 millones) de su Producto Interno Bruto (PIB) en recursos para la prevención y el combate de delitos y crímenes, cifra que supera ampliamente a Colombia, con 3,12% -un país cuya criminalidad es característica principal en todo el mundo- y se acerca a Brasil con un 3,78%. Los gastos de nuestro país también son mayores a los de Uruguay, con 2,23%, y Argentina, con 2,97% del PIB.
Estos datos se desprenden del último informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre los costos de la criminalidad en América Latina y el Caribe, que ubica a Paraguay entre los países más violentos del mundo, fuera de las zonas de guerra.
En términos regionales, la delincuencia significa unos US$ 261.000 millones, es decir, el 3,55% del Producto Interno Bruto (PIB) de los países de la región, cantidad que duplica el promedio de países desarrollados como Estados Unidos, con 2,75%, Reino Unido, con 2,55%, y Alemania, con 1,34%. “Si la región acercara sus costos del crimen al nivel de los países desarrollados, podría aumentar su inversión en infraestructura en un 50%”, expresa.
El asesinato en nuestro país representa la segunda causa de muertes violentas. En 2015 se registraron 617 casos, el 90% protagonizado por hombres. Mientras que la cantidad de robos llegó a 2.469 en el mismo año. En Amambay se registran los hechos más violentos, con una tasa de 85 homicidios dolosos por cada 100.000 habitantes.
En referencia al sistema penitenciario, hoy se cuenta con una población de unas 13.000 personas, mientras que la capacidad es de apenas 6.643 y el 80% de los presos están sin condena. Según el BID, Paraguay gasta en promedio 0,09% del PIB al año para mantener las cárceles, es decir alrededor de US$ 27 millones.
A nivel regional, el costo anual equivale a los ingresos del 30% de la población de menores ingresos, generando así un grave impacto sobre el desarrollo de los 17 países países que fueron incluidos en la investigación. Se registra un tercio de las víctimas de homicidios a nivel global, pese a contar sólo con el 9% de la población mundial.
Los costos directos comprenden los gastos públicos y privados y los costos sociales, pero éstos no incluyen costos indirectos como los cambios en el comportamiento de las personas debido al miedo al crimen o el impacto de la violencia en la salud de la gente.