Condenan a cura por abuso

El sacerdote católico Estanislao Arévalos Pedrozo fue condenado a seis años de cárcel al ser encontrado culpable del abuso sexual de dos niños que asistían al catecismo en la parroquia Espíritu Santo de San Vicente, Asunción.

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“Teniendo en cuenta lo que representa: un sacerdote, cura párroco de una iglesia que él mismo levantó, hizo reavivar esa parroquia, pero cometió una conducta grave que echó por tierra todo ese esfuerzo y se aprovechó de la inocencia de estos chicos que colaboraron con él en la parroquia, en la celebración de la eucaristía. Como presidente del tribunal, en lo personal, digo: las mismas manos que consagran el cuerpo y la sangre de Cristo en la celebración eucarística fueron las mismas manos que ultrajaron gravemente a los chicos”, dijo el presidente del Tribunal, Héctor Capurro, antes de dar a conocer la condena, informó Perla Silguero, periodista de ABC Color.

Durante el juicio, las fiscalas Clara Ruiz y Cinthia Espínola comprobaron que el cura de la Iglesia católica abusó en reiteradas ocasiones de sus víctimas en el año 2013, cuando los menores -de 12 y 13 años en aquel entonces- eran monaguillos y asistían a las clases de catecismo de la parroquia Divino Espíritu de San Vicente, Asunción.

El acusado, tras ganarse su confianza, los sentaba en su regazo, les manoseaba los glúteos y los órganos genitales, los besaba y hacía que lo tocaran. Esto produjo el alejamiento de los chicos, que dejaron de asistir a la iglesia y al catecismo, refiere parte de la conclusión de la investigación.

Otra importante arista que quedó comprobada es que los abusos no ocurrían solo en la clandestinidad, sino también a la vista de otras personas. Según las pruebas, los dos chicos eran sentados en el regazo del cura Arévalos Pedrozo y éste les decía que les confesara sus pecados al oído, mientras les acariciaba las piernas. Las confesiones en la referida iglesia se realizaban siempre a puertas abiertas, por lo que queda demostrado que esta conducta era demostrada en público.

Tras los abusos, los niños empezaron a faltar con más frecuencia a la parroquia, pero el cura iba a buscarlos a sus casas los días en que se ausentaban, lo que revela su intención de continuar con los abusos. Uno de los chocos declaró que fue manoseado por al menos tres meses.

Si bien los abusos se registraron en 2013, la denuncia fue realizada a finales del siguiente año por la madre de uno de los niños, quien quedó muy afectado y hasta el día de hoy no puede volver a una iglesia ni permite que un extraño lo toque.

Con la cabeza agachada, al conocer el veredicto del Tribunal, el sacerdote condenado por abuso sexual en niños se limitó a decir que “no se tienen pruebas” y, ante las reiteradas preguntas de la prensa, insistió en que no se probó nada en su contra. El sacerdote, que fue beneficiado con prisión domiciliaria durante el proceso, deberá ser remitido inmediatamente a la cárcel Juan de la Vega de la ciudad de Emboscada.

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