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La denunciante es miembro de la Pastoral Juvenil de Limpio y, según sus denuncias, los acosos contra su persona se iniciaron en diciembre de 2015, cuando obtuvo un cargo dentro de la parroquia. Sin embargo, recién hace dos meses se produjo una situación concreta en la cual el presbítero Silvestre Olmedo la manoseó dentro de su oficina.
“Al principio no me daba cuenta (...) Él me acariciaba el pelo, me hablaba diferente. Pero una siempre quiere confiar en los sacerdotes; solo al analizar te das cuenta de las intenciones”, relató la joven en contacto con ABC Cardinal. Aseguró que luego contó su caso en una asamblea de la Pastoral Juvenil, y otras tres chicas se acercaron a ella para contarle que también ellas habían sido víctimas de acoso por parte del sacerdote. “Ellas no quieren hablar por miedo; temen no ser apoyadas por sus familias y también a estar expuestas”, puntualizó.
Luego de lo ocurrido hace dos meses, la joven decidió contarles a unos amigos y a su coordinadora de Pastoral, quienes la llevaron a conversar con Mons. Dionisio Echagüe. Este le demostró su apoyo y le derivó al arzobispo Edmundo Valenzuela, según comentó. “Valenzuela me dijo que no había que apresurarse, y tenía que esperar a ver qué dictaminan ellos; que este tipo de procesos llevan su tiempo y que, por sobre todo, está la dignidad del sacerdote”, lamentó la joven, además de cuestionar dónde queda la dignidad de las víctimas. Debido a esa respuesta, ella decidió hacer pública la denuncia y presentar su caso ante la fiscalía. La carátula de la denuncia es “acoso y coacción sexual”.
Asimismo, hace un mes y medio, unos amigos de la joven acudieron a la oficina del cura Olmedo para encararlo y exigirle que deje el cargo. En la ocasión, el sacerdote asumió la culpa de lo que hizo; sin embargo, solo dijo que debía hablar con monseñor antes de abandonar su cargo, y respondió: “Voy a ver qué hacer”, según relatos de la denunciante. “Incluso hay grabaciones de esa reunión, en que se escucha cuando le dicen: 'Pa'i, vos asumís lo que hiciste', a lo que él se queda callado y luego responde que sí”, afirmó.
La víctima expresó que teme que se deje “enfriar” la situación, pues le consta que es un sistema que utilizan en la Iglesia. “Un sacerdote que teníamos había sido denunciado por acosar a una menor, y lo que hicieron fue suspenderlo por un año nomás y luego transladarlo”, aseguró.