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A una semana de haberse presentado una denuncia en la Fiscalía por un millonario desvío de dinero destinado a combustible para la Policía Nacional, lo que parecía ser un hecho que iba a cobrarse solo a “víctimas” de menor rango, como el suboficial Roberto Osorio, quien apareció como el cerebro de todo, ahora toda la cúpula policial fue descabezada.
El comisario Francisco Alvarenga dejó de ser el comandante, ya que se descubrió un posible nexo con el suboficial Osorio. Los fiscales Aldo Cantero y Luis Piñánez lo imputaron por el hecho punible de lesión de confianza. Como era de esperarse, esta explosión alcanzó al subcomandante Carlos Domínguez, quien no está siendo investigado pero también fue apartado del cargo.
El administrador de la Policía, comisario Carlos Joel Jara, también fue cambiado y está imputado bajo el mismo cargo que Alvarenga. Cuando saltó la imputación, el ministro del Interior, Francisco de Vargas, apuró los cambios en la cúpula policial. Fue nombrado como nuevo comandante el comisario Crispulo Sotelo y como segundo al mando asume el comisario Luis Alberto Marecos. Luego, se moverán las otras direcciones y departamentos.
Es la primera vez que un comandante es imputado estando en usufructo de sus funciones. El ministro Francisco de Vargas trató por todos los medios de que esto no ocurra, para evitar la vergüenza en la institución, pero los fiscales del caso hicieron caso omiso al pedido del ministro e igualmente imputaron.