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“Somos mayoría los que trabajamos para sacar adelante este país con sacrificio y cumpliendo las reglas. Los honestos somos mayoría”, resalta el grupo gastronómico O’hara, que se suma a darle un bocado amargo a los corruptos del Congreso.
“Nos reservamos el derecho de admisión que todos los que juegan con nuestro futuro como nación”, remarcan en un comunicado a través de sus redes sociales.
A la serie de comercios que no quieren a Ibáñez ni a sus 52 cómplices diputados como clientes se suma Nueva Americana. Unas horas antes, los principales shoppings de la Capital y área metropolitana hicieron un anuncio similar.
Otro negocio del rubro gastronómico que se pronunció contra el ladrón confeso es Granola La Rosita, con la leyenda: "¡Paraguay mejor sin corrupción y exigimos justicia! #FueraIbañez #ParaguaySinCorrupción
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La pizzería La Tarantella fue la primera en tomar la iniciativa de declarar persona no grata a Ibáñez en su local, algo que se extendió a colegios, gremios de exalumnos, hospitales, posiciones de gremios en incluso a realizar una protesta frente a la casa del ladrón confeso. Ayer le siguió su vecina, la pizzería Il Bambú.
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Hoy de vuelta están convocadas marchas para repudiar a Ibáñez, a domicilio y el lunes se espera una gran convocatoria en una actividad organizada por gremios universitarios.
El caso del diputado colorado comenzó en 2013, cuando en su calidad de diputado Ibáñez pidió la contratación de Favio Gómez, Viviana Falcón y Éver Falcón para prestar servicios en la Cámara de Diputados en calidad de auxiliares administrativos. En agosto de ese año fueron contratados, pero luego se descubrió que en realidad trabajaban como caseros en su quinta de Areguá. Ibáñez certificó documentos a través de los cuales se confirmaba la asistencia de los tres a la Cámara de Diputados, aunque luego se corroboró que no asistían.
Se pudo comprobar también que Lorena del Pilar Plabst de Ibáñez, esposa del parlamentario, depositaba en su propia cuenta bancaria los cheques correspondientes a los salarios de los tres caseros.
Para librarse de una condena, Ibáñez admitió los hechos ante la Justicia.