El corredor bioceánico es uno de los proyectos para la estrategia de Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), que cuenta con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
En el caso de nuestro país, el proyecto del corredor prevé la construcción de un puente entre la localidad brasileña de Puerto Murtinho y la paraguaya de Carmelo Peralta, ambas en la zona del Pantanal, sobre el fronterizo río Paraguay. Implica además el asfaltado de unos 250 kilómetros de carretera entre Carmelo Peralta y la ciudad de Loma Plata, en el Chaco central.
Iniciativa Amotocodie advirtió en un informe divulgado esta semana de que estas infraestructuras “afectan, sin dudas, a la estabilidad del grupo o los grupos sin contacto” de la región, que pertenecen al pueblo indígena ayoreo y que son considerados nómadas silvícolas, es decir, habitantes de zonas boscosas.
La ONG aseguró además que “las obras y luego el incremento de tránsito, constituirán una barrera infranqueable” para las familias de indígenas aislados, lo que aumentará su vulnerabilidad. Agregó que los estudios sociales y ambientales vinculados al proyecto del corredor bioceánico “no atienden de manera alguna a la situación de los pueblos indígenas y, mucho menos, a la presencia de grupos aislados en la región”.
La organización estima que entre 80 y 150 miembros del pueblo ayoreo se encuentran aislados en zonas boscosas del Chaco paraguayo, lo que los convierte en el último pueblo indígena de América que permanece aislado fuera de la Amazonía. La ONG internacional Survival considera a los ayoreo “el pueblo indígena más vulnerable del país”, y criticó en marzo la falta de acciones del Gobierno paraguayo para protegerlos de la deforestación y otros proyectos que amenazan su supervivencia.