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“Reconocemos que hay avances en algunos sectores, pero con profunda preocupación vemos el atraso que padecemos en otros sectores, que las autoridades no pudieron o no quisieron superar por dar prioridad a sus ambiciones personales y de sus grupos”, dijo en parte de su homilía el obispo de Caacupé, en directa alusión a Horacio Cartes y su intención de reelección que derivó en la quema del Congreso y la muerte del dirigente liberal Rodrigo Quintana.
De acuerdo al obispo, esto hoy se ve “en los pobres centros educativos sin techos, en los abandonados hospitales sin remedios, en los precarios puentes y los caminos intransitables, y en la zozobra permanente que sufre la población por falta de seguridad, especialmente el norte del país, angustiado por la banda EPP, que tiene en su poder a cinco compatriotas secuestrados. Otra Navidad sin ellos”.
Valenzuela recordó la ausencia del Estado en el Alto Paraguay, en donde “la porción grande de la población no tiene agua potable ni camino de todo tiempo y así, tantos otros marginados que sería imposible nombrarlos a todos. En el sector estatal en general de nuestro país notamos que está sobrepoblada de gente y muchas de ellas deshonestas y de actos de corrupción que todos los días van saliendo a la luz pública por los diversos medios o divulgada en las redes sociales”, apuntó en otro momento.
“Todos los días se publican hechos de desvergonzados robos en el manejo de bienes y fondos públicos. Desde los puestos de oficinas y grandes cargos se producen toda clase de actos de despojo o abusos del Presupuesto Nacional que no se denuncian. Por lo tanto, no tendremos la conciencia tranquila si no denunciamos a los corruptos y clamamos por justicia, no podemos permanecer indiferentes. Que todos los paraguayos tomemos conciencia de esta grave situación o, de lo contrario, el silencio nos convierte en encubridores de estas autoridades deshonestas que están malversando recursos públicos que deben emplearse en beneficio de todos”, expresó el obispo.
Monseñor Valenzuela también se mostró preocupado por lo que consideró la acentuada gravedad de la “crisis de la moral pública y privada, de la vida política y de la administración judicial, de la situación de injusticia social y económica de la población” y agregó que es evidente “el malestar generalizado, el descontento de grandes sectores ante la conducta de dirigentes y autoridades, que parecen desconocer esta realidad”.
“Hermanos, esta es la corrupción, que violenta los derechos esenciales de los ciudadanos, en la medida en que priva al Estado de los recursos materiales necesarios para que todos puedan acceder a la Justicia, así como a la salud y a la educación pública, entre otras cosas. Cuando se malversa el dinero procedente del pago de los impuestos, toda la nación resulta afectada. Es necesario que en nuestro país surjan fiscales y jueces honestos, valientes, que hagan frente a estos que dicen ser servidores públicos y deshonestos y que se haga justicia con ellos”, exigió.
En cuanto a la justicia, dijo que la paraguaya se encuentra en “una de sus horas más delicadas en los últimos tiempos. Estamos constatando que no es pronta ni barata y además responde directamente al poder político. La balanza se inclina dependiendo del lado donde se ubica quien tiene más influencias. Los que deshonran las instituciones democráticas deben ser investigados y sancionados, pues, son una ofensa para la República”, reprochó.
El obispo de Caacupé pidió a los votantes que se pregunten a quién elegirán y qué clase de candidatos la gente quiere. Pidió a los postulantes a cargos que se dediquen al bien común y que “no se realicen componendas políticas desechando principios morales y éticos. No prometan cosas que no van a cumplir. No pretendan el triunfo a base de mentiras y engaños que oscurecen cada vez más el futuro político de nuestro país”.
“Si los paraguayos queremos sumarnos a la construcción de un país más justo y equitativo, en el que todos puedan vivir con dignidad y en paz, debemos pregonar con fuerza, claridad y coherencia los criterios de la justicia social, reclamando nuevos líderes y sobre todo honestos y patriotas (...) que la honestidad, es ingrediente indispensable para el gobierno de una nación”, dijo en otra parte.
“La corrupción es una de las grandes causas del triste estado de cosas que está viviendo la nación. Como dice el profeta Isaías: ‘Cuando la corrupción toca su fondo, todo se cae’”, concluyó.
Puede leer la homilía completa en este enlace: https://goo.gl/Z9Bfyi