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Explicó que por la cantidad de torres caídas, el proceso debería concluir en 10 a 12 días. Resaltó que ante esta realidad, la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) ha contratado a empresas privadas con equipos similares a los de la institución, para respaldar la tarea y acortar considerablemente el tiempo de restablecimiento del suministro de energía eléctrica.
Destacó que inmediatamente se instalarán generadores para el desagote de los barrios bajos de Pilar. “Una vez concluida esta tarea, los equipos permitirán proveer energía a parte de la ciudad, siempre que los usuarios entiendan que solamente alcanzará para lo más básico (iluminación y heladeras)”.
Aclaró que lamentablemente será imposible que todas las familias de Pilar puedan contar con el servicio en la fecha. El diputado Pedro Alliana informó al presidente Horacio Cartes de la grave situación en horas de la madrugada, lo que derivó en la orden de Cartes a los responsables de la ANDE y otras instituciones una rápida acción.
El titular del ente proveedor de energía, significó que desde el próximo año la ciudad contará con un segundo alimentador de 220 mil voltios, con lo que tendrá una opción ante los casos de desastre natural. Consultado sobre la vulnerabilidad de las torres, Romero dijo que evidentemente el viento alcanzó una gran intensidad, ya que las mismas están preparadas para resistir tormentas.
Con respecto a la reposición de energía para todo el Ñeembucú, el Presidente de la ANDE afirmó que se lograría en cuatro a cinco días, con la instalación de columnas de emergencia.
Con respecto a las pérdidas, dijo que las mismas son incuantificables, considerando que se debe sumar a los destrozos en la infraestructura, la energía no facturada. Recordó que en los meses de noviembre y diciembre, la ANDE ha registrado pérdidas millonarias al no poder vender la cantidad de energía prevista, por los daños que el clima adverso ha causado en sus líneas de distribución.
Paralelamente a la visita de Romero a Pilar, el ministro de la SEN, Joaquín Roa, se trasladaba a la ciudad de Alberdi, donde se evalúa la posibilidad de la evacuación de la población, considerando la fragilidad del averiado muro de defensa que protege a esta población del norte del Ñeembucú.