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Según datos proveídos por el Ministerio de Salud, el Ébola se manifiesta a través de la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares y de garganta, cefalea. A estos síntomas le siguen vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática y, en algunos casos, hemorragias internas y externas.
Los resultados de laboratorio de un paciente con el mal muestran disminución en el número de leucocitos y plaquetas, así como elevación de las enzimas hepáticas.
Las personas pueden estar expuestas a este virus por contacto físico directo con los fluidos corporales, como la sangre, saliva, las heces, la orina, el sudor, etc. de un individuo infectado o la ropa sucia utilizada por un paciente.
El Ébola se puede transmitir también a través del contacto con objetos, como las agujas, que han sido contaminadas con secreciones infectadas. Dentro de este periodo no se contagia de persona a persona.
El periodo de incubación del virus varía de 2 a 21 a días. La transmisión también puede ocurrir a través de un contacto directo con el medio ambiente y fómites (objetos carentes de vida o sustancia, capaz de transportar organismos infecciosos tales como bacterias, virus, hongos o parásitos) contaminados con fluidos corporales.
Pero no existe riesgo de transmisión durante el periodo de incubación, sino hasta que se presenten los síntomas de la enfermedad.
Esta es una enfermedad vírica aguda grave, a menudo fatal en seres humanos y primates (tales como monos, gorilas y chimpancés). Es originaria de varios países de África y causada por un virus (Filovirus).