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Una extensa y sangrienta dictadura en nuestro país, comandada por Alfredo Stroessner, caía por tierra mientras personas de todo el país participaban en los conciertos que se llevaban en paralelo en la ciudad de Itá, en la noche del 2 y la madrugada del 3 de febrero de 1989.
En Itá el clima era de fiesta en clubes locales de la ciudad, en el marco de la tradicional celebración de san Blas, dos estrellas internacionales se presentaban: el cantautor argentino Sergio Denis, en el club Olimpia, y el cantante mexicano Luis Miguel, en el Sportivo Iteño.
“Sergio Denis subió al escenario y dice: ‘Felicidades, pueblo paraguayo, ustedes van a gozar de mucha libertad así como nosotros tenemos en la Argentina’. Yo pensé este va a ir preso al bajar”, relata don Ranulfo, quien estuvo presente en la fecha.
Comenta que al terminar el espectáculo le preguntó a sus primos qué estaba pasando, a lo que ellos le responden que hubo una revuelta en Asunción, que habían agarrado al presidente y, al parecer, habrían muchos muertos.
Por su parte, Marcelo Benítez, uno de los organizadores del show de Luis Miguel, dijo que en Itá no se sintió nada, porque vieron aviones sobrevolar la zona, pero pensaron que era parte del espectáculo. Considera, además, que a diferencia de Denis, Luis Miguel no sabía lo que estaba ocurriendo.
“Terminó el show y quiso ir a Asunción, pero ya le avisaron del golpe y según rumores se fue a dormir a la casa del señor Ignacio Cárdenas; otros dicen que no, que fue a un hotel en Guarambaré y otros dicen que no, que llegó hasta el hotel donde estaba hospedado, en el Excelsior”.
Así cuentan la historia quienes la vivieron desde otra perspectiva, que mientras miles coreaban sus canciones favoritas en vibrantes conciertos de esperados artistas, a unos 30 km, la situación era tensa y se podían oír disparos en medio del miedo de las personas que se encontraban en la capital, quienes, aterradas, escuchaban la radio sin saber si todo era verdad, y si realmente llegaba el fin de una era de torturas y terror para quienes buscaban levantar la voz.