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La niña estuvo internada 8 días en el Hospital Pediátrico Acota Ñu, a causa de un cuadro de dengue.
La casa en la que vive con su familia está situada en el barrio Reducto y fue cedida por la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (Senavitat) para que la niña viva cerca del hospital. Ella es cuidada por su abuela Rufina Sosa, quien hace el papel de su madre, y también cuida al hermano de Liz, Marco Antonio.
Al deficiente servicio de recolección y a causa de vecinos puercos, la casa está rodeada de basura y malezas.
La pequeña, que fue dada de altas el martes, aún está con las defensas bajas a causa de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Por ello, incluso, se le suspendió una de las drogas antirechazo del órgano trasplantado, para evitar complicaciones graves.
Gracias a la desidia de la municipalidad, administrada por el intendente Albino Ferrer (ANR), las calle Enrique Barranco, Pompeya y otras de los alrededores de su vivienda están llenas de malezas, basuras acumuladas, botellas de vidrio, entre otros recipientes que son potenciales criaderos del mosquito. Además, pudimos visualizar cubiertas, y que el servicio de recolección de residuos es pésimo.
Ña Rufina lamentó que un mosquito tenga que poner en riesgo la vida de su nieta, quien tuvo que superar varios obstáculos para seguir con vida, desde conseguir un donante de corazón, llegar al trasplante y que su cuerpo no rechace el órgano.
“Yo incluso me animo a salir a limpiar las calles, pero no tengo herramientas: rastrillo, azada y machete para corpir”, dijo la mujer que vive con sus nietos rodeados de basura a causa de la desidia de la municipalidad y de vecinos.