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“Irracionalidad y desproporcional”, esa es la calificación que recibe –con base en testimonios– la fuerza empleada por las diferentes fuerzas de la Policía Nacional en su actuación el pasado viernes en el microcentro de Asunción, a criterio de Diana Vargas, una de las comisionadas del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP), que visitó a los manifestantes detenidos en la Agrupación Especializada.
Los relatos aportan detalles que no fueron vistos por las cámaras de televisión o de los reporteros gráficos. Muchos contaron haber sido golpeados estando en el suelo, sin oponer resistencia, con tonfas (cachiporras), la culata de las escopetas o incluso haber sido disparados con balines de goma, estando solos y sin siquiera haber participado de las protestas. Incluso, una persona fue sacada a la fuerza de un cajero automático situado sobre la calle Cerro Corá y golpeada.
“Muchos no eran parte de la manifestación, solo salían de sus trabajos, como un mozo de La Vienesa, quien fue a parar a la Agrupación con uniforme y todo. Fueron aprehendidos jóvenes que iban a fiestas, incluso grupos de hermanos que caminaban por la calle”, expone la comisionada.
Entre los hechos más alarmantes se encuentra el chantaje y despojo del que habrían sido objeto decenas de personas. Los testimonios reflejan que los agentes les pedían dinero, cualquier cantidad, para no ser detenidos. Incluso, hubo grupos que solo en parte fueron detenidos, pues los que tenían dinero se salvaron de ser llevados.
Otras refieren que se les arrebató billeteras y teléfonos celulares, sin que se les informe el motivo de la incautación, es decir, fueron asaltados por los propios policías. También había policías, o al menos parecían serlo, pero con atuendo bastante casual. “Uno me contó que le reclamó a un policía ‘por qué me apuntas’ y tenía puesto zapatillas y un short de Cerro Porteño”.
La comisionada advierte que todos los testimonios dan cuenta de la brutalidad policial en el actuar y del uso desproporcionado de la fuerza. “Llegó un momento en que todo aquel que estaba en la calle fue aprehendido”.
El sitio donde se reunió a todos los detenidos fue la Agrupación Especializada, donde tampoco faltaron las irregularidades. Todos los detenidos permanecieron incomunicados y aislados por alrededor de 10 horas, hasta que la intervención del MNP y autoridades locales permitió el acceso de abogados para asistir a los presos. “Eso se da en un clima de mucha confusión. Es un lugar no previsto para la detención de personas”.
Los detenidos pasaron la noche sin elementos para dormir y se les proveyó cocido con galleta en horas de la mañana. En este lugar no se recogieron denuncias de maltrato; sin embargo, algunos procedimientos de seguridad están en la mira por atentar contra la dignidad humana, como el practicado con las mujeres, quienes al ser ingresadas fueron desnudadas totalmente para una revisión.
“Es una práctica corriente pero no correcta”, expone la comisionada y agrega que recintos de máxima seguridad como este deben contar con escáneres para evitar estos controles que denigran a las personas. “No hubo intento de abuso sexual, pero sí control exhaustivo, con personal femenino. Eso de todas formas es un atropello a la dignidad”.
Teniendo en cuenta los testimonios recogidos, la Policía, lejos de neutralizar la violencia, con su intervención generó más violencia, reflexiona Vargas.
La violencia incluso llegó hasta la propia sede del PLRA, donde un joven dirigente falleció tras recibir un disparo de escopeta por parte de un policía antidisturbios, que ya está detenido.
También en Ciudad del Este se registraron hechos de violencia y represión contra jóvenes que se manifestaban pacíficamente en el Puente de la Amistad. Videos captados por las víctimas dejan al descubierto el uso irracional de la fuerza por parte de los policías.