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“El camino no ha sido fácil, pero la experiencia que gané y los momentos vividos es invaluable (sic). Gracias por todo este tiempo trabajando juntos”. Con estas expresiones, el ministro Bajac se despidió en una carta dirigida al presidente de la Cámara de Senadores, Silvio Ovelar.
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Una semana antes de su jubilación, Bajac se vio envuelto en un escándalo. Rafael Luis María Ramírez Doldán, funcionario de la Corte, fue detenido tras el supuesto cobro de una coima de US$ 10.000 a cambio de un fallo favorable en la Sala Civil por un litigio entre una empresa y la INC en que se involucró al ministro, sobre quien pesa una investigación.
No es la primera vez que se mancha el nombre del ministro Bajac, ya que en 2016 había sido sometido a juicio político junto con otros magistrados como César Garay Zuccolillo y Sindulfo Blanco, por mal desempeño de sus funciones.
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Según el libelo acusatorio, Bajac incurrió en la “utilización de la mentira” para acceder al cargo y también fue criticado por declaraciones de inconstitucionalidad de las que el mismo participó.
Este juicio político fue aprobado en 2014 y hasta hoy no se ha llevado a cabo. La influencia de los ministros ha permitido que Bajac termine su mandato sin someterse a la justicia.
Los audios filtrados y que fueron divulgados por este diario en diciembre de 2017 también pusieron en el ojo de la tormenta al ministro saliente. En uno de estos, Bajac aseguraba que iba a “pegar un telefonazo” a Javier Díaz Verón, en ese entonces fiscal general del Estado. Esto fue durante una conversación telefónica con el abogado Aníbal Larriera, quien le pidió “una manito” para que su esposa, Francisca Alice Denis Del Padre, pase a ser fiscala.
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Bajac ahora aspira a quedarse como asesor y enlace entre la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Programa de Facilitadores Judiciales, aunque la investigación que soporta por el supuesto pedido de coima en su nombre echaría por tierra sus pretensiones.