Aventura guaraní en Alaska

Tras 8 meses de una travesía única, el paraguayo David Pollero cumplió su sueño: llegar hasta Alaska en motocicleta. A través de sus redes sociales, compartió con sus seguidores su increíble aventura viajera.

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Viajar de “mochilero” y recorrer el mundo es el sueño de muchos, pero hacerlo realidad no es una hazaña para cualquiera: requiere sacrificios y numerosas peripecias que se atraviesan en el largo camino.

Y esto lo sabe bien el compatriota David Pollero, quien 8 meses atrás emprendió una aventura con el objetivo de cumplir un sueño que llevaba tiempo rondándole la cabeza: llegar a Alaska, Estados Unidos, en motocicleta.

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Roberto David Pollero Villano pasó incontables hazañas, pero nada se compara con la satisfacción de haber llegado a su meta y pisar “suelo alaskeño”, como dijo, bromeando, con el característico humor paraguayo.

David llegó a su destino el pasado 18 de junio, y salió de Paraguay exactamente en ocho meses y ocho días. Aunque el camino lo inició solo, en su corazón iba bien cargado de un equipaje de amor, respaldo y contención, que su familia se encargó de brindarle antes de irse.

Por supuesto, tampoco faltaron los mensajes de los suyos enviándole fuerzas e interiorizándose de lo que iba aconteciendo cada día. Y es que David estuvo en todo momento bien conectado a las redes sociales. De hecho, tiene una fanpage en Facebook, que se llama Rodando mi destino-David Pollero, donde con el transcurrir de los meses fue cosechando seguidores que se interesaban en su aventura, y a quienes mantenía al tanto de sus vivencias viajeras kilómetro a kilómetro.

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No fueron pocos los obstáculos que le tocó vivir en los 31.263 kilómetros de recorrido. David cruzó 19 pasos fronterizos y conoció 16 países, pero también tuvo que cambiar tres neumáticos delanteros y cuatro neumáticos traseros.

No era divertido quedar varado en la carretera, pero el mal trago se compensaba cuando la ayuda llegaba de la mano de amigos que iba conociendo en el trayecto, y que de ser unos cuántos pasaron a ser innumerables.

Agradecido, el joven no habla de proyectos a futuro ni de cuándo piensa regresar; solo agradece a su familia por el respaldo incondicional, y a la vida, por las interminables anécdotas y experiencias.

 

 

 

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