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El jueves 16 de octubre en horas de la mañana, Pablo Medina, corresponsal de ABC Color en Curuguaty, fue hasta la casa de Antonia Maribel Almada Chamorro, en Villa Ygatymí, para que le acompañe junto con otra persona hasta la colonia Crescencio González, donde realizó su última cobertura periodística.
Camino a la colonia, se abastecieron de agua en una comisaría que se encontraba en la ruta. Cuando Pablo y Antonia llegaron a la colonia ya los tenían en la mira; quien iba detrás de ellos siguiéndolos y marcándoles el paso era Flavio Acosta Riveros, sobrino de Vilmar “Neneco” Acosta, intendente prófugo de Ypejhú y sindicado como autor intelectual del crimen. Desde las 11:00 de ese día jueves 16 de octubre, el cruce de llamadas entre los celulares de Vilmar “Neneco” Acosta, su hermano, Wilson Acosta, y Flavio Acosta fue intenso.
Flavio Acosta Riveros surge como el segundo autor material del crimen, según fuentes de la investigación. Se presumía que era Gustavo Acosta Gadea, otro de los sobrinos de Vilmar Acosta, pero esta hipótesis cambió.
Pablo volvía de la Colonia en la camioneta, seguido por Flavio Acosta, quien iba detrás de él en una moto. A la altura de “4 Bocas” -en un camino rural de Villa Ygatymí- se le adelantó y fueron a esperarlo unos kilómetros más adelante, cuando lo interceptaron.
Se había descompuesto el aire acondicionado de la camioneta de regreso del Asentamiento, por lo cual las ventanillas delanteras venían semibajas y las traseras totalmente subidas; los sicarios nunca vieron a la tercera ocupante de la camioneta.
Estaban vestidos con uniformes camuflados. Inexplicablemente –y como materia pendiente de la investigación– Pablo detuvo la marcha de la camioneta. Wilson Acosta se aproximó, acercó su rostro a la ventanilla y le preguntó si era Pablo Medina: allí mismo y a continuación, metió la escopeta dentro del vehículo y lo asesinó a balazos de arriba a abajo. Mientras tanto, del mismo lado y con una 9 mm, dispararon contra la joven Antonia Maribel Almada.
Habría un cuarto cómplice: Arnaldo Javier Cabrera, chofer de Vilmar “Neneco” Acosta y con antecedentes policiales. Es más, tenía órdenes de captura. Y habría inclusive un quinto cómplice que los investigadores están por probar: un enlace del intendente Vilmar Acosta con los campesinos, alguien que maneja los asentamientos y los vínculos con la intendencia de Ypejhú. Sería quien contó que Pablo Medina iría a la Colonia Crescencio González, lo que permitió hacerle el seguimiento al periodista.
Hay tres clanes que pugnan la zona de Ypejhú: los Acosta Marquez (Vilmar y Wilson), los Gallardo y los Giménez Suárez (Marcial e Ismael).
La primera víctima de la guerra de clanes fue Silvio Ramón Giménez Suárez (40) el 27 de diciembre de 2009. En aquel trágico episodio fueron además asesinadas otras dos personas más. En represalia, el 12 de octubre de 2010, sicarios al servicio de los Giménez Suárez devolvieron el golpe a los hermanos Víctor y Elio Acosta, de 32 y 34 años, respectivamente, hermanos menores de Vilmar “Neneco” y de Wilson.
Los disparos se efectuaron desde un vehículo con cuatro ocupantes. El ataque se habría producido como vendetta por un decomiso de 5.000 kilos de marihuana que se habían incautado días antes. La represalia, a su vez, no tardó en llegar y tuvo su concreción en el incendio de una majestuosa vivienda de los Giménez Suárez.
Días después de este episodio, el lunes 25 de octubre del 2010, la Policía de Paranhos (ciudad fronteriza con Ypejhú) detuvo a Wilson Acosta Marques, quien en ese entonces tenía 39 años. Lo acusaron de ser responsable de un triple homicidio en la ciudad de Ypejhú el 27 de diciembre de 2009, donde fue acribillado Silvio Ramón Giménez Suárez. En su poder se encontró una pistola 9 milímetros.
Según publicaciones de la época, buscaban además a los hermanos Dionisio y Tomás Gallardo (integrantes del tercer clan de la zona) y a los hermanos Mauro y Néstor Martínez, todos con órdenes de captura por el crimen contra los hermanos Víctor y Elio Acosta Marques.