El proyecto, que ya había recibido luz verde en la Cámara de Diputados, volvió a aprobarse con modificaciones en la de Senadores, y será tratado en detalle en la sesión de la próxima semana, informó en un comunicado la Cámara Alta.
Mujeres de diferentes colectivos contra la violencia machista, como la red Por Ellas, y organizaciones como Amnistía Internacional acudieron al Palacio Legislativo para seguir la sesión parlamentaria.
Entre las presentes se encontraba Lucía Sandoval, una mujer víctima de maltrato que llevaba tres años y medio en prisión preventiva, acusada de matar a su marido, y que luego fue absuelta, un caso convertido en símbolo de los abusos que sufren muchas mujeres en Paraguay, según las organizaciones sociales.
Sandoval declaró a Efe que la ley debe aprobarse “con la mayor urgencia” para que sirva como “una herramienta en la lucha contra el flagelo de la violencia”.
Destacó que la ley contempla sancionar el feminicidio, es decir, el asesinato de una mujer por razón de su género, como un tipo penal específico, y prevé sanciones concretas.
“El feminicidio es la última instancia, pero siempre le precede cierta violencia, que debe verse como un agravante para la expectativa de pena de un homicidio doloso”, dijo Sandoval.
Agregó que es importante que la ley contemple medidas de protección y de atención a la víctima, como la contención psicológica, “porque sin ella es imposible romper con el círculo vicioso de la violencia”.
Sandoval también pidió al Estado que asuma los costos de proveer a las mujeres víctimas de violencia un abogado, ya que muchas mujeres que padecen violencia económica por parte de sus parejas no tienen recursos para pagar el proceso judicial.
Además, rechazó la medida introducida en el primer trámite de la ley que proponía la conciliación entre la víctima y su agresor para los casos de violencia en la pareja.
La ministra de la Mujer de Paraguay, Ana María Baiardi, coincidió con Sandoval y expresó a Efe que la prohibición de la conciliación entre la víctima y su agresor, y la aprobación de las medidas de protección y el concepto de feminicidio son “imprescindibles” en la ley.
“En Paraguay hay una mujer asesinada cada nueve días, y estos feminicidios son consecuencia de otros tipos de violencia. Tenemos un subregistro de la violencia, porque solo el 30 % de los casos de violencia física se denuncian, y solo un 10 % de la violencia psicológica”, afirmó.
En cambio, aseguró que los servicios de atención del Ministerio de la Mujer reciben a un promedio de cinco o seis mujeres cada día que solicitan orientación, consulta, atención psicológica o asesoría legal para hacer frente a situaciones de violencia.
Baiardi opinó que es necesario “romper el ciclo de la violencia en sus primeras manifestaciones”, por lo que los esfuerzos del Ministerio de la Mujer están orientados a los adolescentes de 14 a 18 años, “porque un noviazgo violento será con un 100% de seguridad un matrimonio violento”.
“Estamos convencidas de que no vamos a erradicar la violencia en esta generación, y solo podremos atender a las víctimas. Pero sí podremos disminuirla o erradicarla en generaciones futuras. Si detectamos los primeros indicios, tanto en la víctima como en el agresor, podemos llegar a romper esa violencia y construir relaciones en paz, armonía y amor”, declaró la ministra.
Según datos del Centro de Documentación y Estudios de Paraguay (CDE), entre 1995 y 2005 un total de 316 mujeres fueron asesinadas en contextos de violencia doméstica, intrafamiliar y sexual.
En enero pasado, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas recriminó a Paraguay, durante su Examen Periódico Universal sobre Derechos Humanos, los altos índices de violencia contra las mujeres en el país.