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La situación clínica del uniformado se volvió prácticamente insalvable, a raíz del disparo que le destrozó la cabeza.
La directora de Sanidad de la Policía, comisario general inspector Limpia Concepción Gímenez, explicó que “solo esperamos lo peor”, en alusión al estado del agente, quien trabajaba en la APER.
“La herida que presenta este suboficial es muy grave. Se disparó en su parpado, sobre su ojo derecho, y la bala le atravesó la cabeza. El paciente perdió masa encefálica a través de su nariz, el ojo, la boca y el oído. Además, no para la hemorragia. También tiene un hematoma tan grande que ahora ya le desfiguró el rostro”, dijo Giménez.
Ayer, el suboficial Acosta Samaniego viajó a San Roque González de Santa Cruz, en el departamento de Paraguarí, para presentarse en el Juzgado de Quiindy en una audiencia de conciliación con su esposa Beba Beatriz Trinidad Vázquez (26), en el marco de una denuncia planteada por la joven por violencia intrafamiliar. El policía tenía una prohibición de acercarse a su esposa e hija.
Tras una discusión, la mujer le dijo a su esposo que iba a viajar a Encarnación, pero el agente le pidió que le dejara a su cargo a la criatura, hasta el martes. Como su esposa se negó, el policía quitó su arma e intentó matarla, pero la mujer se refugió en una casa, aunque sin su hija.
El hombre entonces tomó la drástica determinación de llevar a su hija al cementerio de la ciudad, donde la mató de un balazo y luego se disparó, aunque fue socorrido y hasta ahora sigue viviendo.