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Edelio y sus amigos planearon ir de cacería el sábado 5 de julio de 2014. La idea fue lanzada y con el correr de los días, se marcó la fecha para ir a cazar. El lugar eran los montes de la localidad de Arroyito, departamento de Concepción, una zona bien conocida por los amigos que crecieron en la zona.
A tempranas horas, los seis jóvenes armados enfilaron hacia la espesura del monte y en medio de amena charla se adentraron buscando el sitio ideal para acechar a la presa, pero en eso todo cambió. Unos hombres con uniforme camuflado les salieron al paso y les gritaron: “¡Alto!”. Los cazadores -pensando que se trataba de militares- se quedaron quietos.
Sin embargo, los que se cruzaron con ellos eran miembros del grupo criminal EPP. Tras reducir y desarmar a los cazadores, se procedió a identificarlos. Ahí fue que los delincuentes se dieron cuenta que entre los cazadores estaba un miembro de la Policía Nacional a quien retuvieron. Los acompañantes del uniformado pudieron regresar a sus casas, no así el agente.
Ese fue el inicio de un largo y penoso calvario que hoy cumple un año y que parece no tener un final cercano. Para esa fecha hacía tres meses que el EPP también tenía retenido a Arlan Fick. Ambos estuvieron juntos en un mismo lugar unos pocos días.
La pregunta que siempre rondó en el ambiente fue qué quería el EPP de Edelio: dinero no tenía la familia, tampoco algún bien. El 26 de octubre -cuando se presentó la prueba de vida de los dos secuestrados- se pudo saber que la captura del uniformado era al solo a efectos de plantear un intercambio de Morínigo por seis miembros del grupo criminal presos en diferentes cárceles; de no tener una respuesta amenazaron que el 14 de noviembre matarían al rehén.
El planteamiento no fue estudiado por el Gobierno, que adelantó que no iba a negociar con delincuentes y menos por debajo de las leyes. El EPP se llamó a silencio después de esto y ni se supo si iban a cumplir su amenaza de muerte contra Edelio.
Los secuestradores no se dieron por vencidos y volvieron a plantear en una segunda ocasión el intercambio y dejaron otra vez latente la amenaza de muerte contra el policía. Otra vez el pedido fue rechazado de plano y esa fue la última vez que el EPP se comunicó con alguien por el caso de Edelio Morínigo.
Incertidumbre, dolor y hasta desesperanza circulaban en torno a la situación y el destino que tendría el caso del secuestro de Edelio. Tras la liberación de Arlan Fick en la Navidad de 2014, la intensidad en los controles y operativos de parte de la FTC bajaron de forma ostensible.
Pero no solo las autoridades bajaron los brazos; tampoco la ciudadanía en general le prestó más tanta importancia a que un policía esté secuestrado. Las manifestaciones públicas ya no se dieron, se terminaron las banderas blancas, solo en la zona de Concepción se seguían dando protestas.
Desde hace más de siete meses que los secuestradores cortaron todo tipo de comunicación con la familia de Edelio. “Estamos desesperados, no sabemos nada de Edelio, tampoco las autoridades nos dan una respuesta porque somos pobres”, había sentenciado en medio de un gran dolor Obdulia Florenciano madre del agente.
Desde el ministerio del Interior y la FTC solo promesas y más promesas se lanzan a la familia de Edelio, pero nada en concreto. ¿Qué sucederá con Edelio?, ¿Sigue con vida el uniformado?. Estas son las preguntas que hasta el momento siguen sin respuesta.