Cargando...
Al momento de allanar una vivienda en barrio Mbocayaty de Ñemby, los investigadores no tenían ni idea de que ahí confirmarían el peor desenlace para el secuestro de Cecilia Cubas, la hija del expresidente Raúl Cubas Grau. El Departamento Antisecuestro de la Policía, entonces a cargo del Crio. Francisco Resquín, relacionó la vivienda con el lugar donde supuestamente se realizaron prácticas de secuestro, según se veía en un video.
“Yo estaba realizando esa investigación de donde se podría haber realizado (el video); ellos (los agentes de la Policía) obtuvieron unos números telefónicos, y eso va conectando para llegar a esa casa. Nosotros entramos en busca del piso de la casa del video”, relató la fiscal.
Desde la ventana ya pudieron apreciar elementos sospechosos, por lo que procedieron a la apertura del lugar. “Terminamos de hacer el procedimiento en toda la casa. Nos dimos cuenta de que, lógicamente, no era el piso, pero encontramos muchísimos elementos (evidencia), y se iba comunicando a la gente que tenía el caso de Cecilia Cubas, a los investigadores”, afirmó la fiscal y recordó que Óscar Germán Latorre llevaba entonces la investigación principal.
No fue hasta pasada la 13:00 que llegaron a la última habitación por revisar, la cual estaba a tope de tierra, en medio de la cual se escondía la entrada a un túnel. “Ahí empezamos a encontrar todos los elementos de gimnasia que, si mirás el video, ves atrás. Para nuestra investigación, teníamos más elementos, cuando el hombre que estaba más abajo indicó que había un túnel”, recordó.
En el interior de la excavación se encontraría con el cuerpo sin vida de Cecilia, ya irreconocible a simple vista a esa altura. “Fue enterrada viva y se encontró una tableta de disomnilan de 6 mg. En el juicio de 2012, en el que se le condenó al comité político, se muestran las pruebas, se demuestra que ella fue enterrada viva”, recordó sobre la tétrica manera en que fue asesina.
Cecilia fue secuestrada un 21 de setiembre del 2004 tras ser emboscada por un grupo de criminales que la atacaron antes de llegar a su vivienda. Desde entonces, habían pasado 148 días hasta que se supo de su trágico final.
Lograron saber incluso cuándo se dio la orden de matarla, pero hasta ahora no pueden saber qué pasó por la mente de los criminales para tal decisión. “Como la familia no tenía el dinero que ellos pedían... Le habían dado lo que acordaron, pero le dicen: ‘No, esto es un impuesto por el retraso’; entonces el 13 de enero de 2005, en una reunión en Caaguazú, se da la orden de ponerle fin a la vida de Cecilia, porque dice una parte del correo: ‘La fruta se está pudriendo’. Entonces, ella estaba deteriorada ya, posiblemente no estaba comiendo; entonces ellos decidieron en ese comité poner fin a la vida de Cecilia”, remarcó la interviniente.
“El cuerpo estaba muy deteriorado, era un cuerpo que –como siempre digo– una madre únicamente puede reconocer, como lo hizo su madre (Mirta Gusinky), de punta a punta”, dijo. Aseguró que la joven, además, sufrió bastante durante el cautiverio, según evidencias, las cartas y pruebas de vida enviadas a la familia.
Finalmente, el caso de Cecilia ayudó a los investigadores a confirmar los nexos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con este grupo criminal que se gestaba en nuestro país y que se pasaría a autodenominar EPP. “Ahí se logra la conexión más importante con las FARC, ya con pruebas contundentes de que realmente ahí se tiene toda la conexión con la FARC; todo lo que en el secuestro de María Edith (Bordón de Devernardi) teníamos como indicios, se confirmó con el secuestro de Cecilia”, expresó.
Durante ese secuestro, los criminales fueron poniendo en práctica varios conocimientos avanzados en procura de asegurar sus objetivos. Incluso los agentes de la Fuerza de Operaciones de la Policía Especializada (FOPE) encontraron bombas insertas en la muralla perimetral de la residencia.