Reforma del Estado
Se habló de recortar todos los privilegios en la función pública, de suprimir los gastos superfluos, de achicar el aparato estatal que es innecesariamente grande –desde hace tiempo–; se prometió reforzar los presupuestos de salud y de las instituciones vinculadas a la reactivación económica. Todas estas medidas hacían falta mucho antes de la pandemia.
Suspensión de misa presencial
Como nunca, esta vez, he sentido el peso inmenso de la responsabilidad de decidir con respecto a la suspensión o no de la peregrinación debido a los riesgos que representa esa forma de manifestar la fe para la salud pública. He pensado mucho, he reflexionado largamente, consultado y discutido con otros hermanos involucrados en este acontecimiento. Estamos ante una situación en que un virus cambió la vida pública, la familiar y laboral de las personas, ubicándonos en un escenario donde lo único claro es que esta pandemia logró desenmascarar la vulnerabilidad del ser humano, a pesar de su saber o su ignorancia, de su riqueza o su pobreza.
Cumplir el protocolo
Evitemos las grandes aglomeraciones, los imprudentes contactos y cuidemos la salud de los demás cuidándonos nosotros mismos, teniendo presente las palabras del Papa Francisco: “el único contagio que vale la pena es el contagio del amor”.
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