Donald Trump, presidente de Estados Unidos

WASHINGTON. El magnate Donald Trump, sin ninguna experiencia política, ganó este miércoles las elecciones presidenciales de Estados Unidos, un terremoto político que sume al país y al mundo en la incertidumbre, con brutales caídas en los mercados.

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“Seré el presidente de todos los estadounidenses”, anunció Trump exultante en su discurso triunfal, rodeado de su mujer Melania y sus hijos. “Esto fue muy duro” , añadió al agradecer a su familia.

Uno a uno y tras meses de una campaña plagada de insultos y ataques, este multimillonario, de 70 años, conocido por su cadena de hoteles y casinos, ganó los estados clave de Florida, Pensilvania y Ohio, que se decantaron en favor del polémico candidato republicano, acusado de xenófobo y sexista, para suceder al demócrata Barack Obama.

Los mercados financieros, que tienen una clara preferencia por la candidata experimentada demócrata, cayeron en las operaciones de Asia y en la apertura de Europa, con el peso mexicano alcanzando su nivel histórico más bajo. Ante lo que consideran un sismo político y económico, la bolsa de Tokio se desplomó más de un 5%, mientras que los indicadores estadounidenses caían 5%.

Clinton, que pretendía convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos a los 69 años, ganó también los estados clave de Virginia, Nevada y, tal como se preveía, California y Nueva York. Pero no fue suficiente. El ganador necesitaba llegar al número mágico de 270 votos electorales, surgidos, en realidad, de 51 miniescrutinios en cada estado y la capital, Washington.

“Estoy devastada, perdí la fe en mis compatriotas, no sé qué nos depara el futuro, me siento perdida”, comentó Kate Kalmyka, una abogada de 36 años que miraba indignada los resultados en un bar mexicano de Nueva York. “Qué tristeza este resultado, refleja mucho la mayoría de este país, la falta de educación, el racismo”, señaló Karen Aliaga, una peruana de 33 años que vive en NY.

Pocas veces en las últimas décadas se habían presentado dos candidatos tan antagónicos, con visiones tan distintas. El mensaje contra el “establishment” que representan Hillary Clinton y su marido, el expresidente Bill Clinton, funcionó.

Trump supo captar el malestar profundo con las instituciones y los políticos tradicionales. “Voté en favor de Trump, y contra el sistema. Trump dice muchas estupideces porque él no es un político, no está adiestrado (...) Pero lo más importante para el país es el comercio, las relaciones internacionales y la economía. Y la gente está quebrada y necesita un cambio”, explicó Abteen Daziri, de 38 años y de origen iraní.

Después de 693 días de drama, insultos y escándalos, la campaña dejó a una población profundamente dividida y exhausta. Un 82% de los estadounidenses se declararon hartos en un sondeo reciente.

Los dos candidatos son como el agua y el aceite: la abogada Clinton es una figura política desde hace 25 años, a quien la mitad de los estadounidenses detesta y duda de su honestidad. Esposa del expresidente Bill Clinton (1993-2001), fue primera dama, senadora y luego secretaria de Estado del presidente Barack Obama.

Trump supo interpretar además como nadie los temores de una clase media blanca frustrada en un mundo en mutación. Antiinmigrante, impulsivo y corrosivo, denunciado por varias mujeres que dijeron haber sido toqueteadas por él, marcó para siempre un estilo de hacer campaña política. La dirigencia del partido Republicano le dio prácticamente la espalda.

La trayectoria de Hillary Clinton como candidata demócrata rumbo a la Casa Blanca estuvo ensombrecida por la investigación del FBI en su contra por los e-mails enviados desde su correo privado en momentos que era secretaria de Estado.

El miedo a una victoria de Trump, que ha dicho que los mexicanos son “violadores” y “narcotraficantes” y que si es elegido construirá un muro en los 3.200 km de frontera con México y deportará a los 11 millones de indocumentados del país, movilizó a muchos hispanos, la primera minoría del país.

Sin embargo, el candidato presidencial republicano ganó Florida, donde viven muchos estadounidenses de origen latino, en un importante golpe a las aspiraciones de Hillary Clinton.

Los desafíos son enormes y lo que reina es la incertidumbre en el ámbito político y diplomático, como las relaciones con Rusia o la implicación de Estados Unidos en el conflicto sirio. En lo económico, otro frente abierto es el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), que Europa sigue con atención, o el TPP, clave para México.

En ese sentido, el gran temor es la postura que Trump asumirá con América Latina. El gran afectado podría ser México, donde además del muro en la frontera, Trump anunció cambios en las políticas comerciales con la creación de aranceles a las importaciones, al igual que con China. Una incógnita más es si mantendrá la normalización de relaciones con Cuba, que lanzó el demócrata Barack Obama.

De momento, Trump se propuso unir a los estadounidenses y curar las heridas de la brutal campaña. “Llegó la hora en que Estados Unidos debe sanar las heridas provocadas por las divisiones”, aseguró el próximo presidente de Estados Unidos.

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