La catedral celebrada por Víctor Hugo, una de las más grandes de Occidente, es desde sus orígenes uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad.
Los parisinos se agolparon en los puentes para verlo en directo. Algunos lloraban por el monumento, cuya importancia traspasa la cristiandad.
Esta catedral milenaria, una de las más célebres de Occidente, está incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y cada año recibe la visita de casi 14 millones de turistas y peregrinos.
El sentimiento de pérdida era infinito frente a las llamas que devoraban el edificio gótico de gárgolas impresionantes, cuya construcción comenzó en la Edad Media, a finales del siglo XII (se cree que en 1163), y duró dos siglos, hasta 1345.
Notre Dame acompañó desde entonces la historia de París. Sus campanas anunciaron el 24 de agosto de 1944 la liberación del yugo de los nazis y en ella se celebró, 26 años más tarde, el funeral del general-presidente y héroe de la resistencia Charles de Gaulle.
“Aunque Nuestra Señora es muy vieja, es posible que algún día sepulte a ese mismo París que ella ha visto nacer”, escribió en 1832 Gérard de Nerval en un poema.
Un año antes, Víctor Hugo le dedicó la novela “Nuestra Señora de París”. El edificio estaba bajo amenaza de un proyecto de demolición debido a su deterioro. Él escribió la obra como un llamamiento para intentar salvarla.
El poeta Théophile Gautier contrapuso la singularidad de la catedral a las casas de la ciudad pagana. En la construcción de la catedral participaron numerosos artistas.
Su primera aguja se erigió en 1250 y se derribó cinco siglos más tarde. Eugène Viollet-le-Duc, un arquitecto del siglo XIX que se dedicó a renovar los monumentos medievales, fue el responsable de la aguja que se vino abajo el lunes.
El cine también se interesó por el monumento. En 1956, el director francés Jean Delannoy le dedicó una película, adaptación del clásico de Víctor Hugo, con el actor Anthony Quinn en el papel de Quasimodo y Gina Lollobrigida en el de Esmeralda.
Walt Disney produjo la película de animación “El jorobado de Notre Dame” (1996) y el canadiense Luc Plamondon escribió la comedia musical epónima, que cosechó éxito en los países de habla francesa en 1998.
“Es la memoria de París, es un barco de piedra que surcó la historia”, afirmó el historiador Fabrice d’Almeida en la televisión France 2 lamentando el terrible incendio.