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“Nos pidieron probar que éramos musulmanes, alguno rezó, a otro se le preguntó quién era la madre de Mahoma”, declaró Charles Karani, un ingeniero de 41 años que se salvó de la masacre en el centro comercial Westgate de la capital keniata.
La tragedia de Nairobi llega en las mismas horas de la consumada en Pakistán, donde dos kamikazes se hicieron explotar frente a una iglesia, causando la muerte de al menos 81 personas.
La nueva “línea” de al Qaeda fue dictada hace sólo dos semanas por el heredero de Osama bin Laden, el egipcio Ayman alZawahri. “Debemos mantener en tensión a Estados Unidos, con ataques individuales, mientras preparamos un gran golpe en América, que podría requerir años”, afirmó el líder de al Qaeda en dos mensajes distintos, el 13 de setiembre, dos días después del 12º aniversario del ataque a las Torres Gemelas y el Pentágono.
En los lineamientos, Zawahri le explica a sus secuaces la importancia de la “dawa”, el trabajo de propaganda para difundirlas ideas de la organización.
Y en esta campaña Zawahri advirtió no atacar a otros musulmanes, a “respetar mujeres y niños” y a abstenerse de consumar atentados “en las mezquitas, los mercados o lugares concurridos” .
Agregó que al Qaeda debe garantizarse “bases seguras” en los países donde está activa, por lo cual debe “dejar en paz” a los cristianos, los hindúes, los sikh, en los países musulmanes, a menos que “sea inevitable” un conflicto.
Quizá en este marco se lea la actitud absolutamente inédita de no atacar a los musulmanes por parte de los Shabaab, un grupo tristemente conocido por la crueldad de sus acciones.
“Nosotros defendemos a los musulmanes que han estado seguros en Kenia desde que Nairobi no intervino militarmente en Somalia”, dice uno de los voceros de los movimientos.
Así, la galaxia de al Qaeda, en reestructuración luego de las numerosas derrotas, con la nueva generación del grupo terrorista decapitada por los ataques de los drones en Pakistán y Yemen, trata de reconstruir una imagen de “espada del Islam”.
Los Shabaab atacaron el centro comercial Westgate porque es un lugar “de reunión de los dirigentes keniatas, y por qué hay comercios judíos y americanos”, explicó Abulaziz Abu Muscab, vocero militar de los integristas islámicos.
“Antes de imputarnos las víctimas civiles, Kenya debería preguntarse sobre las razones que lo llevaron a bombardear a los somalíes en los campos de refugiados”, agregó, subrayando que las víctimas musulmanas “no son nuestra responsabilidad: los militares nos dispararon, nosotros respondimos al fuego”.