Necesitaremos mucha más agua

TORONTO. Para el año 2030 la demanda de agua en todo el mundo crecerá un 40%, mientras que para el 2050 se necesitará 55% más y estas cifras repercutirán directamente sobre los recursos de las regiones y países emergentes.

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En el marco de la conmemoración del Día Mundial del agua celebrado el 22 de marzo de cada año por una Resolución de Naciones Unidas en 1992, la ONU emitió su infrome anual sobre el agua.

La Organización de las Naciones Unidas advirtió de que el rápido aumento de la demanda de energía en las próximas décadas afectará a las reservas de agua al mismo tiempo que se acelerará el crecimiento demográfico.

El informe de este año de la ONU sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo destaca que para el año 2050 la demanda mundial de agua aumentará cerca de un 55 %, principalmente debido a las mayores necesidades de producción, que serán un 400 % superiores a las de hoy en día.

Al mismo tiempo, para esa fecha, la generación de energía térmica demandará un 140 % más de agua que hoy en día y el consumo doméstico aumentará en un 130 %.

Incluso antes de esa fecha, en los próximos 15 años, el aumento de la demanda de recursos es significativo. Para el año 2030, la ONU prevé que el planeta necesitará un 35 % más de alimentos, un 40 % más de agua y un 50 % más de energía.

El informe indica que “el suministro de agua y energía son interdependientes” y solicita un “mejor” reflejo del precio de la energía y del agua “sin socavar las necesidades básicas de los pobres y los desfavorecidos”.

En la actualidad, el principal destinatario del agua del planeta es la agricultura, que contabiliza el 70 % de toda el agua extraída para consumo. El informe subrayó el impacto negativo de los biocombustibles para los recursos hídricos ya que los cultivos para producirlos consumen más agua.

“La demanda de materias primas agrícolas para biocombustibles constituye la mayor fuente nueva de demanda de producción agrícola desde hace décadas y fue un factor determinante para el alza de los precios mundiales de productos básicos acaecida en los años 2007 y 2008”, señaló el informe.

Zafar Adeel, director del Instituto para el Agua, Medio Ambiente y Salud de la ONU (INWEH) , con base en Hamilton (Canadá) y que ha participado en la redacción del informe dijo a Efe que los cultivos para biocombustible están proliferando porque son “muy lucrativos”, pero a la vez tienen graves consecuencias a largo plazo.

“Desde un punto de vista puramente económico hay grupos que ganan mucho dinero. Eso no significa que están creando la suficiente actividad económica para sacar de la pobreza a países, como en el África subsahariana”, explicó.

“Y los gobiernos lo favorecen porque les genera ingresos, a través de impuestos o porque atrae a inversores extranjeros al país. Pero cuando se estudian las externalidades, no es un buen negocio en el largo plazo ” añadió Adeel.

Según el informe, el 75 % de todo el uso industrial del agua está destinado a la producción de energía, lo que subraya la interdependencia de agua y energía.

Igualmente, el informe también señala que si el agua es subvencionada y se vende por debajo de su coste real los productores de energía, que son los principales consumidores de agua, no tienen incentivos para conservarla. Por su lado, los subsidios energéticos incrementan el uso de agua.

Se estima que en 2011 los subsidios para el consumo de combustibles de origen fósil ascendieron a 523.000 millones de dólares, un 30 % más que en 2010, mientras que el apoyo financiero para energías renovables sólo supuso 88.000 millones de dólares.

Adeel también destacó lo que el informe denomina como “ implicaciones sociales y de equidad de género”.

En la actualidad, 768 millones de personas no tienen acceso a una fuente estable de suministro de agua y 1.300 millones carecen de electricidad, lo que Michel Jarraud, presidente de ONU Agua, calificó de “inaceptable”.

“A menudo, la misma población que no tiene acceso al agua y a servicios higiénicos también carece de energía”, explicó.

Según Adeel, la dificultad de acceso al agua y la energía para centenares de millones de personas en todo el mundo supone una carga que recae de forma desproporcionada sobre las mujeres en zonas rurales empobrecidas del planeta.

“En muchas zonas rurales, la carga de recoger leña para su uso como combustible o agua es una responsabilidad de las mujeres. Lo que significa que no tienen tiempo para realizar otras actividades”, dijo Adeel.

“Por eso, si en esas zonas rurales se proporciona agua y energía, se está liberando una parte significativa de la fuerza de trabajo que puede dedicarse al desarrollo social o la educación. Se puede acelerar el desarrollo social y económico cuando se tienen agua y energía”, añadió.

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