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Ondeando banderas venezolanas, vestidos de blanco muchos, multitudes de opositores se concentraban en distintos puntos de Caracas y otras zonas del país, para exigir a Maduro cesar lo que llaman la “usurpación” del poder y clamar por un gobierno de transición y elecciones libres.
Otra muchedumbre de seguidores del mandatario socialista, la mayoría con atuendos rojos, se concentraba en otros sectores de la capital y el país para dar apoyo a Maduro y rechazar lo que denuncian como un golpe de Estado en curso orquestado por Washington.
Las marchas estuvieron precedidas por focos de protestas que en la noche del martes dejaron cinco muertos, uno de ellos un joven de 16 años en el barrio de Catia (oeste capitalino) y los otros cuatro en saqueos en el estado de Bolívar sureste del país), donde también fue quemada una estatua del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013).
Antimotines lanzaron algunas bombas lacrimógenas en el Paraíso, en el oeste de Caracas, para dispersar a un grupo de opositores. El secretario general de la OEA, Luis Almagro, condenó la “represión del usurpador” .
Las marchas coinciden con el 61 aniversario de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Comercios y escuelas no abrieron y el tráfico vehicular era mínimo por temor a mayor violencia: aún están frescas en la memoria las protestas que dejaron unos 125 muertos entre abril y julio de 2017.
Tomando impulso bajo el joven liderazgo del jefe del Parlamento de mayoría opositora, Juan Guaidó, la oposición trata de superar sus fracturas y reanimar a sus seguidores, fijando una nueva hoja de ruta que lleve al fin de dos décadas de gobierno socialista.
Por su parte, los chavistas buscan dar un espaldarazo al cuestionado segundo mandato de seis años que inició Maduro el 10 de enero, considerado “ilegítimo” por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y varios países latinoamericanos. La víspera, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, expresó su apoyo a las protestas opositoras, lo que Maduro consideró una orden del gobierno de Donald Trump para que sus adversarios ejecuten “un golpe de Estado fascista”.
Las manifestaciones ocurren en medio de la peor crisis en la historia moderna del país petrolero, que sufre escasez de alimentos y medicinas y una hiperinflación que el FMI proyecta en 10.000.000% para 2019. El colapso provocó el éxodo de 2,3 millones de personas desde 2015, según la ONU, el mayor movimiento migratorio en décadas en América Latina que ha dado lugar a brotes de xenofobia en países como Brasil, Colombia y Ecuador. “Quiero que haya comida, remedios. Quiero que los muchachos no se vayan de Venezuela” , dijo a AFP Morelia, pensionada de 63 años, en el este de Caracas. Wilker Paredes, músico de 23 años, dijo haber salido a marchar por “el fin de la dictadura” .
A menos de un kilómetro, en una concentración chavista, Gabriel García dijo estar “resteado” (comprometido) con Maduro: “Donald Trump: aquí está el pueblo en la calle que no se va a doblegar, no te metas con Venezuela” , manifestó. El gobierno acusó a Pence de haber ordenado a un grupo de militares que se rebeló el lunes entregar armas a activistas de Voluntad Popular -partido de Guaidó y del encarcelado líder Leopoldo López- para desatar el caos en las marchas. En varias ciudades de América y Europa, migrantes venezolanos también realizan manifestaciones en contra de Maduro.
Los ánimos se caldearon el lunes cuando, en medio de llamados opositores a la Fuerza Armada para que desconozca a Maduro, 27 militares sublevados -y luego detenidos-, robaron armas y se atrincheraron en un cuartel de Cotiza, llamando a los venezolanos a salir a las calles. Según expertos en seguridad, el incidente evidenció el descontento en la Fuerza Armada, considerada el sostén de mandatario socialista.
Para Guaidó, quien se dice dispuesto a presidir un gobierno de transición, la sublevación militar muestra que los llamados a los militares están teniendo eco. Aunque la justicia lo declaró en desacato y anula todas sus decisiones desde 2016, el Parlamento, que considera a Maduro “usurpador”, aprobó el martes dar amnistía a los militares que colaboren con un gobierno de transición. Si bien la Fuerza Armada dice estar unida, según la oenegé Control Ciudadano unos 180 efectivos fueron detenidos en 2018 acusados de conspirar, unos 10.000 militares pidieron la baja desde 2015 y más de 4.000 desertaron de la Guardia Nacional en 2018.
La Organización de los Estados Americanos (OEA), que declaró también la “ilegitimidad” del segundo gobierno de Maduro, analizará el jueves la situación de Venezuela.