La legalización del aborto fue la principal demanda en la quinta edición de la llamada “Marcha das Vadias” (Marcha de las Vagabundas) , que reunió en la mayor ciudad de Brasil a unas 150 manifestantes según la Policía o 2.000 según las organizadoras.
La manifestación fue promovida por una organización que, mediante el uso de vestimentas provocadoras, ropa interior y hasta con el pecho descubierto, lucha contra la “creencia machista” de que las mujeres, por la forma insinuante en que supuestamente se visten, tienen parte de la culpa cuando son violadas o acosadas sexualmente.
La Marcha das Vadias, en su quinta edición en Brasil, forma parte de un movimiento internacional que se extendió por todo el mundo a partir de una manifestación en Toronto (Canadá) en abril de 2011.
La organización cambió este año sus banderas para defender la despenalización del aborto y para exigir cambios en un Congreso que, admiten, difícilmente apoyará esta iniciativa por contar con una mayoría conservadora en que destacan líderes evangélicos.
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, un defensor de las causas evangélicas, fue el principal blanco de críticas de las manifestantes.
“Fuera Eduardo Cunha” y “Aborto ilegal es un feminicidio de Estado” eran algunos de los letreros que los manifestantes pintaron en sus cuerpos.
“La Marcha das Vadias lucha básicamente contra la penalización de las mujeres por la violencia que ellas sufren, especialmente sexual. Este año resolvimos defender la legalización del aborto porque tenemos un Congreso muy conservador que ya rechazó el asunto y estamos aquí para decirle que van a tener que aprobarlo”, dijo la psicóloga Isabel Bernardes, una de las líderes de la organización.
Los manifestantes criticaron especialmente la presión de legisladores evangélicos que han impedido que avance en el Congreso cualquier proyecto que pueda ampliar los casos en que el aborto es considerado legal en Brasil.
La legislación brasileña autoriza el aborto en casos de violación, riesgo de vida para la madre y cuando el feto sufre de anencefalia.
Las militantes calificaron la ilegalidad del aborto como un feminicidio de Estado y recordaron que la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, sancionó en marzo pasado una ley que tipifica el feminicidio como crimen en Brasil.