Luto en la Plaza de la Revolución

LA HABANA. Miles de cubanos volvieron hoy a desfilar en la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana pero esta vez para dar el último adiós a Fidel Castro y rendirle tributo con una ceremonia popular de duelo, cargada de sobriedad y de simbolismo.

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Perfectamente organizados en una larguísima fila que no dejó de fluir en toda la jornada, habaneros de todas las edades y profesiones acudieron al Memorial José Martí para despedirse del “Comandante en jefe”, presente en una fotografía de sus tiempos guerrilleros en Sierra Maestra, flanqueada por flores blancas y sus condecoraciones y custodiada por el Batallón de Ceremonia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

En contraste con los masivos actos de exaltación revolucionaria, desfiles militares, actos antiimperialistas o las bulliciosas marchas del Día de los Trabajadores vividos en la Plaza de Revolución, lo que se vio y se oyó este lunes en este icónico enclave fueron semblantes serios, silencios, ojos llorosos y voces entrecortadas.“Fidel marcó mi existencia” decía casi en un susurro Carlos Fernández, un ingeniero habanero que se esforzaba por contener las lágrimas al recordar cómo en su juventud se sumó al proyecto revolucionario de Fidel Castro, convencido de poder ser capaces de superar el atraso y el subdesarrollo de la isla.

Unos metros más atrás en la fila del homenaje al líder de revolucionario, Idania, también ingeniera, insistía en una de las frases más repetidas en la jornada: “Fidel ha sido para mí como un padre”.

“Fue el que me dio mi carrera, mis estudios, estoy muy mal”, comentaba en voz baja esta ingeniera formada en la Unión Soviética y cuyo padre participó en el Movimiento 26 de julio creado por Fidel Castro.

Sin incidentes y en un ambiente solemne roto esporádicamente con algún grito de “Viva Fidel” se desarrolló el tributo al líder revolucionario que comenzó a las 9 de la mañana y que se prolongará hasta las 10 de la noche.

En el resto de La Habana, el duelo por la muerte de Fidel Castro se ha hecho notar en una ciudad en la que estos días ha desaparecido su habitual “bulla”, donde no se oye música y cuyos habitantes, de naturaleza expresiva, hablan en un tono más bajo de lo que suelen hacerlo.

En el popular barrio de Centro Habana, varios vecinos que hacen fila para comprar unas pizzas miran con recelo a los reporteros que se les acercan para entrevistarlos y se retiran cuando se les acerca el micrófono. “Sentimos mucho su muerte, pero yo no tengo nada más que decir”, responde una de las mujeres del grupo.

Casi nadie se atreve a aventurar tampoco si la desaparición de Fidel Castro va a propiciar cambios en el país. La mayoría de los que han acudido al tributo en el Memorial José Martí apuestan por la continuidad de la revolución mientras que otros solo piden que si algo cambia, que sea para bien.

La noticia de la muerte de Fidel Castro, fallecido a los 90 años el pasado viernes a las 10.20 hora local, pilló por sorpresa a toda Cuba, anunciada sin previo aviso en una alocución de su hermano, el presidente Raúl Castro, que interrumpió la programación televisiva.

Desde entonces no han cesado en toda la isla los actos de homenaje y despedida al líder cubano, a quien se dedicará mañana un acto multitudinario en la Plaza de la Revolución al que acudirán mandatarios y personalidades de todo el mundo.

A partir del miércoles, sus cenizas recorrerán la isla hasta Santiago de Cuba, donde tendrá lugar su funeral en una ceremonia más íntima y familiar en el cementerio de Santa Ifigenia.

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