La lucha de Marielle Franco 'vive' en la obra de artistas negras

SAN PABLO. “Marielle vive” es el lema sobre la gran escalera de cemento que lleva el nombre de la concejala Marielle Franco, obra homenaje que continúa la batalla que lideró hasta que fue asesinada, hace once meses: la lucha de mujeres negras y lesbianas.

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La escalera, de unos diez metros de altura, se yergue entre los edificios de un barrio noble de la ciudad de Sao Paulo y sobre ella hay un lienzo con el rostro fotografiado de Marielle Franco en el que artistas negras y lesbianas plasman estos días sus diseños, después de que la alcaldía borrase las antiguas referencias a la política.

La concejala de Río de Janeiro negra, lesbiana y activista de derechos humanos fue asesinada a balazos junto al conductor del vehículo en el que circulaba la noche del 14 de marzo de 2018, un crimen que casi un año después sigue sin estar resuelto.

El episodio que intentó apagar la voz de Marielle se volvió entonces un altavoz de la lucha por la visibilidad de un grupo de mujeres negras, lesbianas y de la periferia en el espacio público de Brasil.

Una muestra de ello es la “Escalera de Marielle”, en Sao Paulo, que nació sólo seis días después del asesinato de la política, cuando el colectivo “Casadalapa” colocó en ella su fotografía, de unos cuatro metros de alto y tres de ancho, y diversos artistas imprimieron sus dibujos alrededor.

Según relata una de las artistas, Patricia Bonane, apenas unos meses después de la inauguración, los vecinos descubrieron que el ayuntamiento se disponía a hacer una reforma que pasaría por pintar de nuevo toda la escalera.

Para ello, también pretendían desalojar a un matrimonio y un hombre que viven desde hace ocho años bajo las escaleras, pero “la presión social” logró parar el desalojo, según Bonane, que explica que los activistas llegaron a hacer guardias para vigilar las viviendas.

A pesar de esa pequeña victoria, el ayuntamiento finalmente cubrió con pintura gris el mural a finales del año pasado, aunque dejó la foto de Marielle y unas inscripciones a su lado, también gracias “a la presión de los vecinos” asegura Bonane.

Contactado por Efe, el Ayuntamiento de Sao Paulo tan sólo envió una nota explicando que la acción fue “una reforma estructural” de la escalera para “mejorar la seguridad de los viandantes”. Con el lienzo de nuevo en blanco tras la intervención del Ayuntamiento, “Casadelapa” contactó con un grupo de mujeres grafiteras para retomar la obra, pero la lista de voluntarias despertó el debate. “La mayoría eran blancas y no periféricas”, explica una de las artistas, Maria Luiza Meneses, por lo que reivindicaron “subvertir el orden” para dar espacio a las que normalmente no lo tienen y por las que Marielle luchaba: “mujeres negras o indígenas, periféricas y lesbianas”.

Según la artista, el del grafiti también es “un mundo jerárquico”, pues “sólo pinta quien tiene dinero para comprar el material”, explica la estudiante de Historia del Arte, quien añade que “son las mujeres negras las que todavía tienen peores empleos”.

De hecho, cuando se realizó la nueva lista, las mujeres negras fueron las que más dificultades encontraban para participar, porque “trabajaban los sábados, vivían más lejos o no podían dejar a sus hijos”, explica Meneses.

En las propias ruedas de conversación que se organizaron con motivo del diseño del mural, surgieron quejas entre las mujeres blancas, que cuestionaban el nuevo sistema y hablaban de “victimismo” o “segregación”.

Meneses comenta que esto sólo evidenció la necesidad del debate, ya que “no es fácil reconocer que una tiene privilegios” y es necesario “revisar nuestros comportamientos”.

La joven conversa mientras descansa a los pies de su dibujo aún por acabar, uno de los diversos retratos de Marielle que adornan los muros de la escalinata, junto a motivos florales y lemas de colores como “mujer negra (r) existe” o “no seré interrumpida”, una conocida frase de la homenajeada.

Pero de entre las frases que enmarcan el rostro de la política, la que más se repite es “¿Quién mató a Marielle?”, pues la obra “también sirve para pedir respuestas y que se haga justicia”, explica otra de las artistas, Laura Guimaraes.

“Para mí, su muerte fue muy impactante, precisamente porque yo no conocía su figura”, confiesa Guimaraes, quien, a partir de ese momento, dice haber reparado en “la cantidad de mujeres negras que hoy hacen cosas muy importantes como Marielle”.

Meneses coincide con ella y comenta que, aunque la obra nació para “homenajear” a la política, también es una reivindicación para sus autoras: “No hay que esperar a que una persona muera para poner en valor su trabajo”.

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