La baja en Siria marca la primera vez que un militar estadounidense resulta herido en el país, desde que los consejeros militares fueron desplegados allí a fines del año pasado.
El portavoz del Pentágono capitán Jeff Davis dijo que el soldado fue herido por “fuego indirecto” -término generalmente empleado para referirse a un misil o artillería- al norte de Raqa, la capital de facto yihadista.
El otro incidente se registró en el norte de Irak, cerca de la ciudad de Erbil, también como consecuencia de fuego indirecto según Davis, quien subrayó que los militares estadounidenses “no (estaban) en el frente” y “no estaban implicados en combate activo”.
Sin embargo el secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter dijo más tarde a los periodistas que “por supuesto” los soldados estaban de hecho en combate.
El presidente Barack Obama declaró reiteradamente a la opinión pública que no habría botas estadounidenses combatiendo en tierra en Irak o Siria, pero los militares están cada vez más cerca de las líneas del frente, llevando a muchos a cuestionarse qué es lo que se entiende por “combate” cuando se está asesorando a las fuerzas locales que enfrentan a los yihadistas del grupo EI.
Las fuerzas gubernamentales, apoyadas por la aviación de la coalición internacional liderada por Estados Unidos y conducidas por la unidad de élite iraquí de antiterrorismo, entraron el lunes en Faluya, en el octavo día de su ofensiva para arrebatar al EI esta ciudad situada a 50 km al oeste de Bagdad.
El EI se encuentra bajo una enorme presión militar. Del otro lado de la frontera, en Siria, las fuerzas árabokurdas sirias lo atacan en el norte de la provincia de Raqa (norte) -controlada en gran parte por los yihadistas- donde avanzan lentamente después de haber reconquistado una decena de poblados.