Los restos mortales fueron hallados a unos 8 kilómetros al este de la península de Tanjung Karawang, lugar donde el avión accidentado desapareció de los radares.
Hasta el momento, no se han encontrado supervivientes, precisó Hariono. Las aguas donde se precipitó el avión son una marea de escombros con centenares de piezas del fuselaje y enseres de los viajeros, como muestran imágenes captadas por un fotógrafo de EFE/EPA.
El vuelo JT 610 de la compañía indonesia de bajo coste se estrelló unos 13 minutos después de despegar del aeropuerto de Yakarta a las 6:20 hora local (23:20 GMT del domingo, 20:20 hora de Paraguay) rumbo a Pangkal Pinang, en la isla de Bangka.
En la aeronave viajaban 181 pasajeros -entre ellos dos bebés y un niño- y siete tripulantes -dos pilotos y cinco auxiliares de vuelo-, según las cifras oficiales.
Aunque otras autoridades aumentan a seis los asistentes de vuelo y 189 las víctimas.
Según varios medios locales, el aparato cayó desde 2.500 metros de altura en la bahía Karawang, donde la profundidad de las aguas está entre 30 y 35 metros.
El experto en aviación Gerry Soejatman comentó en las redes sociales que los restos descubiertos señalan que “la aeronave habría impactado en el agua a gran velocidad”.
Unos 160 efectivos de salvamento en varios barcos y helicópteros se encuentran en la zona del siniestro en busca de supervivientes y las cajas negras del aparato, que servirán a posterior para esclarecer lo sucedido.
El avión de Lion Air sufrió “problemas técnicos” durante un vuelo el domingo, aunque fueron “resueltos” antes de despegar este lunes, indicó Edward Sirait, director ejecutivo de la aerolínea, en rueda de prensa.
Antes de estrellarse, el piloto había solicitado el regreso al aeródromo de la capital indonesia, que fue concedido, pero no envió señal de emergencia antes del siniestro, indicaron las autoridades. La aeronave, un Boeing 737, entró en funcionamiento a mediados del pasado agosto y contaba con unas 800 horas de vuelo.