“Hemos estado siguiendo muy de cerca los acontecimientos y continuamos bastante preocupados por la rapidez del proceso utilizado para este juicio político en Paraguay”, dijo a periodistas la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.
Washington se mantiene en consultas con los otros miembros en la Organización de Estados Americanos (OEA) para determinar “cuál será nuestra reacción junto a nuestros socios” , dijo Nuland.
En este sentido, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, conversó el fin de semana con su par brasileño, Antonio Patriota, señaló la portavoz.
La OEA anunció una reunión extraordinaria el miércoles para analizar posibles acciones frente a los acontecimientos en Paraguay.
Estados Unidos ha mantenido una posición más cauta que la del resto de los países del continente, varios de los cuales retiraron a sus embajadores de Paraguay y se resisten a reconocer al gobierno de Federico Franco, que asumió el viernes tras la destitución de Lugo por el Congreso.
El gobierno de Barack Obama no ha tomado una decisión sobre si considera los hechos en Paraguay como un golpe de Estado, dijo Nuland, como sí han denunciado algunos países en la región.
Tampoco ha tomado una decisión sobre si retirará su embajador en Asunción, con el que se mantiene en contacto constante, señaló.
Nuland dijo que Washington ha tomado nota de declaraciones provenientes de Asunción en el sentido de que las próximas elecciones presidenciales se realizarán tal como estaba previsto en abril de 2013.
En su primera reacción horas después de la destitución de Lugo, Estados Unidos se limitó a hacer la noche del viernes un llamado a los paraguayos a la calma y a la responsabilidad.