En una nota publicada en el diario oficial El Ciudadano Correa dijo que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) debe poner en práctica sus normas “contra actos ilegítimos como el ocurrido en Paraguay en 24 horas, que contempla, por ejemplo el cierre de fronteras”.
Al mismo tiempo anunció que su Gobierno “no reconocerá a ningún otro presidente paraguayo que no sea el legítimamente electo, Fernando Lugo”, ya reemplazado por Federico Franco, su vicepresidente, que juró el cargo hora y media después de la destitución.
La nota afirma que la destitución se realizó “mediante un golpe ilegítimo, que el Poder Legislativo fraguó contra el mandatario paraguayo, en un tiempo récord, mientras Lugo asistía a la Cumbre de Río+20 en Brasil”.
Lugo no estuvo en la Conferencia Río+20, precisamente por uno de los cinco motivos de su destitución: un enfrentamiento entre policías y campesinos sin tierra que dejó 17 muertos y que el Congreso paraguayo consideró que se debió a su “desidia” y “negligencia”.
Correa recordó que las normas de la Unasur respecto a situaciones como la que a su juicio se vive en Paraguay “nacieron precisamente durante la intentona golpista en Ecuador el 30 de septiembre de 2010”.
Ese día una protesta por la remuneración de policías y militares derivó en un alzamiento durante el cual Correa estuvo retenido durante casi toda la jornada en un hospital, del que fue rescatado en medio de un tiroteo entre fuerzas leales y agentes amotinados.
Tras la decisión del Congreso paraguayo el hasta ahora vicepresidente, Federico Franco, asumió la Presidencia del país en una sesión de las dos cámaras. Le tomó juramento el presidente del Legislativo, Jorge Oviedo Mato.