Fue un nuevo desafío contra el presidente Nicolás Maduro pese a la violencia que deja 27 muertos.
Con el rostro cubierto con pañuelos y capuchas, algunos incluso con máscaras antigás, un grupo de jóvenes respondía a las fuerzas de seguridad con piedras y otros objetos, en la estratégica autopista Francisco Fajardo, en el este de Caracas.
La militarizada Guardia Nacional, que acudió en refuerzo de la policía, tiraba también perdigones y, desde camiones antimotines, chorros de agua y una lluvia de gases. “Pa’lante”, que las bombas no matan, gritó el vicepresidente del Parlamento, el opositor Freddy Guevara.
“¿Quiénes somos? Venezuela; ¿qué queremos? Libertad”, “Urgente, urgente... un nuevo presidente”, gritaban los jóvenes, entre el humo de las lacrimógenas.
Algunas bombas caían entre la multitud y en el oeste de la ciudad, en Santa Mónica, los gases llegaron a afectar a niños que estaban en la escuela. En otras ciudades, como en San Cristóbal (Táchira, fronterizo con Colombia), las fuerzas de seguridad también repelieron de la misma forma a los manifestantes.
En Caracas, los opositores, vestidos de blanco y llevando banderas venezolanas, se concentraron primero en varios sectores con la meta de llegar a la sede de la Defensoría del Pueblo, en el centro de la ciudad, considerado un feudo chavista, donde hasta ahora no han podido entrar.
“Quiero morir en Venezuela libre de dictadura. Llevo casi un mes protestando y voy a seguir hasta que salgamos de esto”, declaró a la AFP Elizabeth Freites, de 77 años, cubriéndose del intenso sol con un paraguas y quien llevaba una botella con bicarbonato para mitigar el efecto de los gases.
Sin ceder terreno, los seguidores del chavismo marcharon por el centro de la capital y se concentran en las afueras del palacio presidencial de Miraflores, donde esperan a Maduro. “Estamos movilizados por la revolución, por nuestro presidente. Llamamos a la oposición a que salgan de ese camino violento”, declaró el joven Freddy Gutiérrez, vestido con los colores de la bandera venezolana. Según la Fiscalía, el mes de protestas dejó hasta ahora 27 muertos y cientos de heridos y detenidos.
- Sube la presión internacional -
La tensión en Venezuela sigue generando preocupación. La Organización de Estados Americanos (OEA) se reunió este miércoles para discutir una posible cita de cancilleres que traten el tema. La canciller Delcy Rodríguez advirtió que si se realiza ese encuentro de cancilleres su país se retirará del organismo. A petición de Caracas, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) convocó una reunión extraordinaria para el 2 de mayo. “Hay una presión muy grande de la comunidad internacional para una negociación política de la oposición con el gobierno, (pero) elecciones generales no creo que sean posibles” , opinó el analista Carlos Raúl Hernández. Las protestas estallaron hace un mes luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) , acusado por los opositores de servir al chavismo, se adjudicara a fines de marzo las funciones del Parlamento, único de los poderes que controla la oposición, pero dio marcha atrás por la fuerte crítica internacional. Amnistía Internacional pidió al gobierno “detener” la “persecución” y “detenciones arbitrarias” contra opositores, y Reporteros Sin Fronteras declaró su preocupación ante “un control fuerte” de la prensa.
¿Dónde está la salida?
Para calmar las aguas, Maduro dice querer elecciones, pero se refiere a comicios regionales, que en 2016 fueron postergadas y aún no tienen fecha, descartando un adelanto, como piden sus adversarios, de las presidenciales previstas para diciembre de 2018. “Queremos votos en elecciones libres y democráticas”, dijo el líder opositor Henrique Capriles, afectado por los gases. El presidente socialista también ha llamado al diálogo y pidió el acompañamiento del papa Francisco. El director de la página religiosa Il Sismografo, Luis Badilla, dijo en Roma que el gobierno y la oposición “usan al Papa y al Vaticano y son poco fiables”.
“Las elecciones regionales son impostergables, pero eso no basta para aliviar la tensión. Se debe recomponer el tejido constitucional para solventar esta crisis” , dijo a la AFP el exrector del poder electoral Vicente Díaz. Maduro, cuyo mandato concluye en enero de 2019, asegura que sus adversarios hacen “terrorismo” y tienen un plan apoyado por Estados Unidos para derrocarlo y propiciar una intervención extranjera. La oposición lo llama “dictador” y estima que la salida del poder de Maduro es la única solución a la profunda crisis política y económica del país petrolero. Más de un 70% de venezolanos, según encuestas privadas, reprueba la gestión de Maduro, cansados de la escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que según el FMI llegará al 720,5% este año, la más alta del mundo. mis/avs/jt/nn