Apunta a defender el “derecho al regreso” , la reivindicación de los palestinos a volver a las tierras de las que huyeron o fueron expulsados con la creación de Israel en 1948.
Desde el 30 de marzo, “la gran marcha del retorno” ha convocado miles y hasta decenas de miles de palestinos que marcharon hacia la frontera israelí. El movimiento también se propuso denunciar el bloqueo impuesto desde hace más de diez años a la Franja de Gaza por Israel para contener al movimiento islamista Hamas, que controla el poder del enclave y que ha librado tres guerras.
La movilización la origina el continuo deterioro de las condiciones de vida en Gaza, un territorio golpeado por guerras, pobreza, desempleo, escasez y bloqueo. La inauguración de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén el lunes echó más leña al fuego.
Multitudes de manifestantes, hombres, mujeres y niños, convergen en varios puntos de la frontera entre Gaza e Israel. El mayor número de personas se concentra a poca distancia de la barrera de seguridad fuertemente custodiada por el ejército israelí.
Pero algunos grupos se van acercando a medida que el humo espeso de los neumáticos quemados empieza a elevar una gran cortina. Lanzan a los soldados piedras y botellas incendiarias y otros objetos. Las cometas que cuelgan botellas incendiarias al otro lado de la barrera se convirtieron en uno de los símbolos de la protesta. Los soldados israelíes toman represalias con gases lacrimógenos y medios antidisturbios, utilizando munición real contra los palestinos a quienes consideran como una amenaza mayor.
El ejército israelí dice que teme un escenario de pesadilla si los palestinos lograran infiltrarse en Israel para atacar a las poblaciones civiles, o incluso secuestrar a algún soldado. Israel, acusado de hacer un uso excesivo de la fuerza, dice que dispara munición real solo como último recurso. Pero reitera que protegerá por todos los medios la barrera, sus soldados y su gente. Desde el 30 de marzo, 114 palestinos han muerto, prácticamente todos por disparos israelíes en la frontera.
Se supone que la movilización comenzó por iniciativa de la sociedad civil. Pero Hamas se ha involucrado cada vez más, al menos en su acompañamiento, en el transcurso de las últimas semanas. El grupo islamista proclama que el movimiento es pacífico. Los miles de miembros de sus fuerzas armadas no han sacado abiertamente las armas.
Sin embargo, Israel acusa al Hamas de servirse de las protestas para infiltrar hombres armados de civil entre los manifestantes e intentar así penetrar en su territorio o colocar artefactos explosivos en la barrera fronteriza.
Además de la respuesta inmediata a los disturbios, Israel comenzó a atacar las posiciones de Hamas con su artillería y su Fuerza aérea, siguiendo el principio de que el movimiento islamista es responsable de todo lo que sucede en el territorio. Reaccionando a las decenas de muertes del lunes, la Autoridad Palestina acusó a Israel de “masacre” .
Estados Unidos, aliado de Israel, acusó al Hamas de “provocar intencional y cínicamente” la reacción israelí.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el martes para tratar la violencia en Gaza, a pedido de Kuwait. Allí, la embajadora de Estados Unidos, Nikki Haley, dijo que Israel actuó con “moderación” en Gaza. La Liga Árabe se reunirá el miércoles para tratar este tema.
Turquía y Sudáfrica llamaron a consulta a sus embajadores en Israel. Irlanda convocó en Dublín al embajador israelí, siendo así el primer país de la Unión Europea (UE) en hacerlo.
El presidente francés Emmanuel Macron condenó la “violencia de las fuerzas armadas israelíes” . La UE y Londres hicieron llamados a la calma y al igual que Pekín se dirigieron sobre todo al uso de la fuerza desproporcionada por parte de Israel.
Estados Unidos bloqueó el lunes en la noche la adopción de un comunicado del Consejo de Seguridad que buscaba expresar su “indignación” "frente a la muerte de civiles palestinos que ejercían su derecho a manifestarse pacíficamente”.
Hamas indicó que el movimiento continuaría. Jalil al Hayya, un alto funcionario, insinuó que los grupos armados, oficialmente aislados de la movilización, podrían interferir, sin que sea posible evaluar la gravedad de la amenaza. El ejército israelí dijo que también estaba listo para seguir respondiendo. Es difícil predecir la evolución de la situación. El Ramadán comienza el miércoles o jueves. El impacto que podría tener el mes de ayuno, tradicionalmente sinónimo de una desaceleración en las actividades, no se puede medir.