La provincia de Idlib y partes de las vecinas provincias de Hama, Alepo y Latakia, dominadas por yihadistas de Hayat Tahrir Al Sham (HTS, ex filial de Al Qaida), son escenario desde fines de abril de enfrentamientos entre yihadistas y tropas del régimen apoyadas por Moscú.
Desde el martes, los combates entre yihadistas y fuerzas leales han dejado 87 muertos, de los cuales 36 rebeldes y 51 soldados, de acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Además, 23 civiles murieron en ataques por la noche, doce de ellos en un concurrido mercado en la ciudad de Maaret Al Numan, indicó la ONG.
Según testigos en el lugar, la zona estaba repleta de gente en el momento de los ataques, ya que muchos habitantes se encontraban a una hora tardía en el zoco, tras el final del ayuno del Ramadán.
Un corresponsal de la AFP vio el miércoles por la mañana los escaparates de tiendas dañadas y viviendas hechas trizas en la zona atacada.
“Muchas tiendas fueron destruidas y el piso estaba lleno de trozos de cuerpos y cadáveres”, declaró a la AFP Jales Ahmad, propietario de un comercio en ese sector.
“Los habitantes todavía tienen miedo”, añadió. Al menos 18 personas resultaron heridas, y “varios están en una situación crítica”.
Los otros 11 civiles murieron durante los bombardeos aéreos del régimen en diversas zonas del bastión yihadista. Cinco de ellos murieron durante un ataque contra la ciudad de Saraqeb.
Idlib y sus alrededores fueron objeto de un acuerdo en septiembre de 2018 entre Rusia y Turquía sobre una “zona desmilitarizada” para evitar una ofensiva de envergadura.
Pero desde fines de abril, las fuerzas del régimen y las de Rusia intensificaron sus ataques aéreos contra varias ciudades en el sur de Idlib y el norte de Hama.
Los nuevos combates del miércoles tienen lugar al día siguiente de una contraofensiva yihadista en el norte de Hama.
Según el OSDH, el grupo HTS logró recapturar la mayor parte de la ciudad de Kafr Nabuda, que las fuerzas del régimen habían tomado el 8 de mayo.
Los medios estatales desmintieron esa versión. Estos enfrentamientos, los más graves desde septiembre, hacen temer un final del acuerdo ruso-turco. El martes el ministro turco de Defensa, Hulusi Akar, acusó al régimen sirio de amenazar el acuerdo de alto el fuego. Pero “las fuerzas armadas turcas no retrocederán”, advirtió.
Los llamados a un cese de las hostilidades para evitar un nuevo baño de sangre se multiplican. El viernes, la ONU advirtió del riesgo de una “catástrofe humanitaria” en Idlib, durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad.
Al menos 180 civiles murieron desde el 30 de abril a causa de los enfrentamientos, según la OSDH. Además, más de 200.000 personas huyeron de los combates, de acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH).
Los ataques aéreos rusos y sirios ya apuntaron contra 20 centros médicos, de los cuales 19 quedaron fuera de servicio, y 17 escuelas, así como tres campamentos de desplazados.
La situación humanitaria en el campamento de Al Hol (noreste), donde se apiñan 73.000 personas, el 94% de las cuales mujeres y niños, es “crítica”, según Médicos Sin Fronteras.
La región alberga más de tres millones de personas. El régimen sirio, apoyado por sus aliados ruso e iraní, multiplicó en los últimos años las victorias frente a los insurgentes hasta recuperar el control de casi el 60% del país.
Estados Unidos aseguró el martes que tiene “indicios” que apuntan a un “ataque” químico cometido por el régimen de Bashar Al Asad y amenazó con tomar represalias.
Desde el OSDH, se afirmó este miércoles que no hay “ninguna prueba” de un ataque de ese tipo. Igualmente, el rehén italiano Alessandro Sandrini fue liberado en Siria después de más de dos años de cautiverio, anunciaron el gobierno italiano y un representante de las autoridades locales de Idlib. En Siria la guerra iniciada en 2011 ha causado más de 370.000 muertos y la huida de millones de personas.