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Benedictus, su nombre en latín, creó la “Academia pontificia de la latinidad” para promover su uso en el seno de la Iglesia católica y más allá eligió pronunciar su discurso de renuncia en latín, en lo que fue considerado un modelo de claridad.
Alrededor del mundo, los católicos pueden oír cómo la misa comienza con las palabras "Introibo ad altare Dei" (Iré al altar de Dios) gracias a un decreto papal de 2007 con el que Benedicto XVI permitió que la liturgia tridentina se usara más a menudo.
Benedicto XVI también llevó la lengua oficial de la Iglesia al mundo moderno tuiteando en latín este año bajo el nombre @Pontifex, un término usado por los obispos cristianos cuyos orígenes se remontan a tiempos romanos y que significa “el constructor de puentes”.
“Pervolo equidem esse ut sese christifideles gaudeant omnes abs Deoque, Nobismet Suum Qui crediderit Filium, diligi perspicue”, fue uno de los últimos tuits lanzados desde la cuenta de Twitter en latín de Benedicto XVI, que tenía más de 24.000 seguidores.
“Si todo el mundo pudiera experimentar la dicha de ser cristiano, de ser amado por Dios, que entregó a su hijo por nosotros”, fue el tuit que publicó en inglés al mismo momento el miércoles.
El idioma del antiguo Imperio Romano murió en la Edad Media, cuando las nuevas lenguas como el italiano, el francés y el castellano evolucionaron a partir del latín y las élites letradas dejaron de usarlo como lengua franca por toda Europa.
La Iglesia reemplazó el latín por las lenguas locales en las misas diarias tras el Concilio Vaticano Segundo celebrado entre 1962 y 1965, en un intento de hacerlas más accesibles.
Las universidades pontificias en Roma que educaban a generaciones de futuras élites clericales de la Iglesia en la antigua lengua comenzaron a enseñar en italiano en 1967.
“HABEMUS PAPAM” Sin embargo, la Iglesia nunca ha dejado de decir a los fieles: “Annuntio vobis gaudam magnum: Habemus Papam” (Les anuncio una gran alegría: Tenemos Papa), un anuncio que se dará desde el balcón de la Basílica de San Pedro en el Vaticano en unas semanas, cuando los cardenales elijan al nuevo papa.
El reverendo Reginald Foster, antiguo latinista del Vaticano, dijo a Reuters antes del cónclave de 2005 que el entonces cardenal Joseph Ratzinger era el único prelado que comprendía perfectamente las bromas que hacía en latín o que podía responderle en una conversación.
Algunos de los cardenales tratarían de responder, pero su latín estaba “en el lado spaghetti”, dijo Foster, refiriéndose a que estaba más cercano al italiano que al latín clásico.
Muchas palabras italianas y latinas son tan parecidas que son fáciles de identificar. Pero los devotos del latín dicen que el interés en la lengua de Cicerón y Tácito está aumentando por todo el mundo, impulsada por los esfuerzos de Benedicto, de 85 años, por revivir las tradiciones católicas que fueron dejadas de lado tras el Concilio Vaticano Segundo.
“Sin duda ha animado al uso de la lengua, especialmente con la fundación de la academia del latín”, dijo Christine Seuss, una periodista del servicio alemán de la Radio Vaticana, que ha visto un aumento en los lectores de sus noticias en latín en su página web.
“Vemos que las noticias en latín reciben más clics por usuario”, dijo Seuss.
“Suele ser gente que estudió latín y que intenta refrescarlo. Pero también profesores que quieren usarlas en sus clases”, añadió.