El exgeneral Manuel Antonio Noriega, cuya extradición a Panamá está prevista para el domingo, supone un peligro para la democracia si se le permite favorecer en este país un "populismo demagógico" del tipo Hugo Chávez, declaró este jueves el líder histórico de los democristianos panameños, Ricardo Arias Calderón.El veterano político, de 78 años, un destacado miembro de la Cruzada Civilista, el movimiento de oposición que se creó a finales de los 80 para combatir al régimen de Noriega, apoya que el exgeneral permanezca encarcelado para evitar que repita en Panamá el divisionismo que generó la dictadura militar (1968-1989).
Noriega ha sido condenado en ausencia en su país a más de 60 años de cárcel, pero debido a que tiene 77 años podría otorgársele el arresto domiciliario, aunque hay una norma que indica que ese beneficio no se aplica a presos que cometieron delitos de lesa humanidad, y los del exgeneral incluyen asesinatos y torturas.
Arias Calderón considera que el perdón requiere "reparación de daño causado y el cumplimiento de la pena impuesta" , y que los años de encarcelamiento de Noriega " sólo lo ponen a paz y salvo con Estados Unidos y con Francia, pero no con Panamá " .
"Sin duda se encontrarán quienes faciliten la posibilidad de que él (Noriega) cumpla su condena en Panamá en su propia residencia, y (de ser así) tendría múltiples maneras de incidir sobre la política panameña en detrimento tanto del Gobierno como de la oposición", dice Arias Calderón en una declaración escrita enviada a Efe.
Noriega, que regresa a su país tras haber estado encarcelado desde 1990 en EE.UU. y Francia por narcotráfico y lavado de dinero, podría convertirse así en "una fuente de mayor desprestigio de las estructuras políticas y cívicas del Panamá democrático", agrega Arias Calderón, afectado por una enfermedad que limita su capacidad de expresión oral.
Desde esa posición, agrega, el exdictador podría favorecer "lo que podríamos llamar el populismo demagógico del tipo Chávez, quien ya tiene en Panamá seguidores y que podrían convertirse en sus aliados".
Recuerda que cuando ostentó el poder, entre 1983 y 1989, fueron "muchos" los que "hicieron negocios" con Noriega, y que éstos se pueden encontrar ahora en el gobernante Cambio Democrático, en el Partido Panameñista, que hasta hace poco estaba en la coalición de Gobierno, además de en el Partido Revolucionario Democrático (PRD) , que en su día fue el brazo político de la dictadura militar.
"Al divisionismo que generó la dictadura comprometeríamos gravemente el futuro, lo que incrementaría este desprestigio y favorecería que pudieran surgir aventuras extrademocráticas", insiste Arias Carderón, que fue vicepresidente del primer gobierno democrático de Panamá tras la caída de la dictadura, en 1989.
Rememora que la gestión pública de Noriega "fue una pesadilla" y que su régimen representó "el desprecio por la soberanía popular" y puso en peligro la transferencia del Canal por parte de EE.UU.
Además, usó los métodos "más crueles, desde el asesinato cruel por decapitación hasta las formas burdas de calumnia e injuria, pasando por la complicidad en el narcotráfico y el lavado de dinero y por la más sistemática y masiva violación de los derechos humanos que nunca se haya dado en Panamá", apunta el veterano político.
Pese a reconocer los "graves errores de injusticia social y legal, de ineptitud y falta de visión", y hasta de "corrupción" e " indecencia " de los cuatro gobiernos democráticos existentes tras la dictadura, dice que en ningún momento " se han acercado, ni de lejos, al grado de maldad que Noriega alcanzó " .
"No ver la diferencia abismal entre la narcodictadura de Noriega y Panamá bajo los cuatro gobiernos democráticos (...) revela una ceguera tan increíble que se hace sospechosa", insiste.
"Este no es el momento en que por cálculos egoístas, de ventajas personales o partidarias, se juegue con la suerte de lo que nos costó tanta sangre y sufrimiento: nuestra democracia civilista", destaca el líder democristiano.
Noriega ha sido condenado en ausencia en su país a más de 60 años de cárcel, pero debido a que tiene 77 años podría otorgársele el arresto domiciliario, aunque hay una norma que indica que ese beneficio no se aplica a presos que cometieron delitos de lesa humanidad, y los del exgeneral incluyen asesinatos y torturas.
Arias Calderón considera que el perdón requiere "reparación de daño causado y el cumplimiento de la pena impuesta" , y que los años de encarcelamiento de Noriega " sólo lo ponen a paz y salvo con Estados Unidos y con Francia, pero no con Panamá " .
"Sin duda se encontrarán quienes faciliten la posibilidad de que él (Noriega) cumpla su condena en Panamá en su propia residencia, y (de ser así) tendría múltiples maneras de incidir sobre la política panameña en detrimento tanto del Gobierno como de la oposición", dice Arias Calderón en una declaración escrita enviada a Efe.
Noriega, que regresa a su país tras haber estado encarcelado desde 1990 en EE.UU. y Francia por narcotráfico y lavado de dinero, podría convertirse así en "una fuente de mayor desprestigio de las estructuras políticas y cívicas del Panamá democrático", agrega Arias Calderón, afectado por una enfermedad que limita su capacidad de expresión oral.
Desde esa posición, agrega, el exdictador podría favorecer "lo que podríamos llamar el populismo demagógico del tipo Chávez, quien ya tiene en Panamá seguidores y que podrían convertirse en sus aliados".
Recuerda que cuando ostentó el poder, entre 1983 y 1989, fueron "muchos" los que "hicieron negocios" con Noriega, y que éstos se pueden encontrar ahora en el gobernante Cambio Democrático, en el Partido Panameñista, que hasta hace poco estaba en la coalición de Gobierno, además de en el Partido Revolucionario Democrático (PRD) , que en su día fue el brazo político de la dictadura militar.
"Al divisionismo que generó la dictadura comprometeríamos gravemente el futuro, lo que incrementaría este desprestigio y favorecería que pudieran surgir aventuras extrademocráticas", insiste Arias Carderón, que fue vicepresidente del primer gobierno democrático de Panamá tras la caída de la dictadura, en 1989.
Rememora que la gestión pública de Noriega "fue una pesadilla" y que su régimen representó "el desprecio por la soberanía popular" y puso en peligro la transferencia del Canal por parte de EE.UU.
Además, usó los métodos "más crueles, desde el asesinato cruel por decapitación hasta las formas burdas de calumnia e injuria, pasando por la complicidad en el narcotráfico y el lavado de dinero y por la más sistemática y masiva violación de los derechos humanos que nunca se haya dado en Panamá", apunta el veterano político.
Pese a reconocer los "graves errores de injusticia social y legal, de ineptitud y falta de visión", y hasta de "corrupción" e " indecencia " de los cuatro gobiernos democráticos existentes tras la dictadura, dice que en ningún momento " se han acercado, ni de lejos, al grado de maldad que Noriega alcanzó " .
"No ver la diferencia abismal entre la narcodictadura de Noriega y Panamá bajo los cuatro gobiernos democráticos (...) revela una ceguera tan increíble que se hace sospechosa", insiste.
"Este no es el momento en que por cálculos egoístas, de ventajas personales o partidarias, se juegue con la suerte de lo que nos costó tanta sangre y sufrimiento: nuestra democracia civilista", destaca el líder democristiano.