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En un año, el Jockey Club se convirtió en el escenario de algunos de los momentos más importantes de la música en Paraguay, un recinto dedicado no sólo a los deportes ecuestres sino también a lo más destacado de la música internacional, mientras Paraguay también en un año se plantaba en la ruta musical mundial.
El hipódromo vio el año pasado los conciertos de artistas de talla internacional como la colombiana Shakira, la estadounidense Miley Cyrus o el portorriqueño Ricky Martin, además de las históricas primeras presentaciones de grupos como Guns ‘N Roses, Aerosmith, Megadeth y los Black Eyed Peas. En algunos de estos eventos, las personas presentes sumaron hasta 50.000, o posiblemente incluso más.
Este año, en el mes más cargado de eventos de talla global en Paraguay, le tocó el turno a los españoles Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, quienes llegaban al país por primera vez juntos para presentarse en el mismo escenario, en el marco de la segunda gira conjunta que hacen, “Dos Pájaros Contraatacan”, con la que están replicando el éxito de su tour de 2007 “Dos Pájaros de un Tiro”.
El clima, que muchos temían podría poner en peligro la velada, acabó colaborando y los cielos nublados de la tarde asuncena se despejaban a medida que oscurecía. El Jockey Club volvería a llenarse de música.
Más de una hora después de lo previsto se abrieron las puertas del Jockey, para dar inicio –a las 21:13– a la cantante Julia Peroni, quien tuvo la responsabilidad de abrir el esperado concierto como telonera.
Casi una hora después, ya a las 22:00, todo indicaba que era el momento de que los consagrados cantautores españoles Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat salgan al escenario a brindar lo mejor de su repertorio, de sus carreras en solitario y en conjunto, en el marco de su gira mundial “Dos pájaros contraatacan”, en la cual promocionan su nueva producción: “La Orquesta del Titanic”.
“Hoy puede ser un gran día”, decía la primera canción. Y el presagio fue una pura realidad, cuando la noche asuncena descubría por primera vez en el escenario a ambos autores, de los más grandes representantes de la canción en nuestro idioma.
“¡Buenas noches, Asunción!”, saludaba Sabina. “¡Buenas noches, Paraguay!”, continuaba Serrat. Y ya nada logró impedir la emoción y el éxtasis que llevó al público paraguayo a celebrar cada momento del show.
Era, pues, entonces tiempo de “Acuérdate de mí”, escrita mano a mano por ambos cantantes para su más reciente disco.
El poeta de Úbeda, inspirado, esbozó breves versos: “Ni yo canto en guaraní ni yo canto Pimpinela (…) Somos un par de gallegos de corazón paraguayo”.
La noche proseguía con melodías de Sabina, con canciones como “Algo personal” y, después, “Y sin embargo”. Mientras, el público se reflejaba en la pantalla principal, como parte –sin dudas– importante del show. Era la propuesta que los artistas prepararon para el espectáculo, proponiendo un continuo ‘feedback’, entre monólogos y gags subidos de tono.
Imágenes del Titanic se proyectaban en la pantalla, con un gracioso y conmovedor relato que recordaba el centenario del naufragio de la célebre embarcación.
“Con ustedes, ¡la gran orquesta del Titanic!”, decía una voz en off, para recibir a los cantautores vestidos de elegante blanco, al ritmo de la canción que da título al más nuevo disco que los españoles lanzaron juntos, justamente llamado “La Orquesta del Titanic”. Verdadero destello de elegancia y musicalidad.
“¡Al fin solos!”, gritaba Sabina, mientras se apoderaba del escenario tras la salida de Serrat posterior a ese tema. “Esta es mi tercera visita al Paraguay, y la que más voy a disfrutar en tan buena compañía”, aseguró, antes de brindar de su magia gitana en la canción “19 Días y 500 Noches”, una de las más emblemáticas de la dilatada carrera del cantante de Úbeda. Incluso se permitió lanzar chistes contra Facebook y Twitter durante la correcta interacción con su público, que –fiel desde hace décadas– se sabía toda la canción.
“Hay algunas cosas necesarias que aclarar. Somos pareja, pero no hay sexo, no hay ‘poro’u’ (sexo)”, aclaró Sabina, con humor y haciendo estallar al público al usar el guaraní. “Nos separan cosas fundamentales. Mi envidia y su talento. Hace 40 años él ya era Gardel; yo era precoz solo en la eyaculación”, aseguró en su monólogo.
“Las chicas existían, pero eran un milagro. Si uno estaba muy desesperado por tocar el culo a una mujer, el viejo truco era tocarle canciones de Serrat”, dijo, justo antes de interpretar “De cartón piedra”.
Serrat volvía a aparecer en el escenario, y junto a su compañero dieron paso a “Cuenta conmigo”. Canción tras canción, los cantautores evidenciaban una química tal que permitía un permanente juego de ironías.
Tras una jocosa intervención con los músicos, siguió un breve fragmento del tango “Balada para un loco”, que terminó con un baile latino.
“No saben lo feliz que me hacen aplaudiendo a mi amigo y a mí, porque el muchacho lo necesita. Por el trato deplorable que la vida le ha dado”, señalaba Serrat. “Le tengo un aprecio a sus canciones; a él no tanto”, afirmaba el maestro, con la complicidad del público. Esto, antes de interpretar “Eclipse de mar”, canción de su compañero que aseguró que le gusta. No sin antes aclarar que nunca necesitó tocar canciones de Sabina “para tocarle el culo a una muchacha”.
Tras la canción, Serrat habló de su origen catalán, del cual afirmaba sentir “orgullo”. Ello derivó en declarar su “amor a todo el pueblo hermano guaraní”. Las palabras serían introductorias para “Che Pykasumi”, canción escrita originalmente por Cecilio Valiente, José Asunción y Eladio Martínez, y que el español grabara en su álbum “Cansiones” (2000). Como en aquel disco de estudio, en su presentación en vivo la pronunciación de Serrat fue impecable.
Tras aplausos interminables y la emoción de los paraguayos que estallaron en vítores, Sabina regresaba al escenario para entregar una dosis de blues con “Lo peor del cielo”, “Señora”, de Serrat, y el momento rockero de la exitosa “Princesa”, coreada a todo pulmón por los miles de fans de los cantantes. El público variado, que incluía a familias enteras, adolescentes, adultos y ancianos, celebraba la fiesta que entregaban los españoles.
La fiesta seguía con “Después de los despueses”, de Sabina, y una exquisita versión en piano de “Una canción para la Magdalena”, también de Sabina, esta vez en la voz de Serrat.
La emoción proseguía con aquel verdadero himno llamado “Mediterráneo”, que generó fervorosos aplausos en un público agradecido.
De nuevo, juntos en el escenario, fue el momento de “Martínez”, canción escrita codo a codo por ambos cantautores.
El show de picardías y bromas seguía con “No hago otra cosa que pensar en ti”, canción original de Serrat, y el tan frenético como celebrado rock de “La del pirata cojo”, de Sabina, momento en que Serrat demostró sus habilidades como malabarista mientras su compañero se paseaba por el escenario con un parche de pirata en el ojo.
Con las luces apagadas y los celulares arriba a pedido de Serrat, los prolíficos cantautores entregaban otro momento especial de la noche: el exitoso “Contigo”, que incluso provocó gritos del auditorio femenino. “Yo no quiero París sin aguacero, ni Paraguay sin ti (…) Lo que yo quiero, asuncena de ojos tristes, es que mueras por mí”, cantaban.
Nuevamente juntos, era el momento de “Hoy por ti, mañana por mí”, coescrita por ambos para su último álbum y que homenajea en sus versos al escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti.
La emoción iba creciendo con una dulce versión de “Esos locos bajitos”, todo un clásico de Serrat. Con una estética azul, el rock de nuevo se hacía presente al ritmo de “Más de cien mentiras”, de Sabina.
Era, entonces, momento de presentar a sus músicos: Ricardo Miralles (piano y arreglos), Pancho Varona (guitarras y voz), Antonio García de Diego (guitarras y voz), David Palau (guitarra), Pedro Barceló (batería), Víctor Merlo (bajo), José Miguel Pérez Sagaste (saxo, clarinete, acordeón y percusiones), José Más “Kitflus” (teclados), Mara Barros y Lorena Calero (coros).
El repertorio seguía con éxitos de Sabina como “Más de cien mentiras”, “Tan joven y tan viejo”, “Esta noche contigo”, así como grandes creaciones de Serrat, como “Para la libertad”, “Cantares” y “Esas pequeñas cosas”, que lograron llenar al público de una marcada emoción.
Abrazados con la bandera paraguaya, los cantautores salían del escenario, dejando al público en profundo goce. Parecía que la velada musical había llegado a su fin.
Pero todavía faltaba para que la despedida sea tal. Entonces sonaban los éxitos “Noches de boda”, “Y nos dieron la diez” y “Agradeciendo al personal”, de Sabina, tras lo cual volvían a abandonar el escenario sólo para regresar por segunda vez, sorprendiendo a muchas personas del público que ya se habían comenzado a retirar, y regresaron presurosamente a sus lugares para ver lo último de la noche.
Los cantantes volvían a salir del escenario, para volver a aparecer de la mano de “Que se llama soledad” y “Fiesta”.
Faltando poco para la 01:00, el concierto de casi tres horas llegaba su final, con rostros felices de haber disfrutado de la magia, el talento y la mítica de dos de los más grandes cantautores de nuestra lengua.