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Apenas eran las seis de la tarde, y un grupo de jóvenes formaba fila, aguardando con ansiedad el ingreso al predio. No era un día cualquiera para ellos: el anunciado evento de música electrónica, Life in Color, tenía lugar esa noche por primera vez en Paraguay.
La espera valdría la pena, y sería recompensada. Unas pocas horas después, el local luqueño de Rakiura Resort Day estaría colmado por unas 6.500 personas que colmaron el lugar para presenciar una noche colorida y diferente.
Aunque marcado especialmente por un público adolescente y juvenil, un desfile de varias generaciones se hizo presente, logrando un equilibrio pocas veces visto en eventos de este tipo.
La fiesta tuvo inicio con el DJ chileno Rodrigo Valdes, para seguir a la medianoche con el paraguayo DJ Rod. El público empezaba a manifestar su deseo de disfrutar de una noche que daría batalla.
Fue entonces cuando el estadounidense Crespo se apoderó de la jornada para entregar un setlist adecuado y vibrante. Para entonces, los 15.000 litros de pinturas de colores (traídas especialmente desde el exterior) rociaban al público, marcando la impronta de la franquicia internacional.
Los sectores diseñados en el complejo –Paint, VIP y Elite– se mantenían llenos, con la adrenalina puesta en el sector central.
El dúo holandés Firebeatz tomaba la posta de un público encendido, entre beats y colores desparramados en la multitud.
La fiesta sonora seguía su andar de la mano del grupo estadounidense Krewella, que hizo lo suyo en el escenario de la mano de Jahan y Yasmine Yousaf.
El arte hizo presencia con su dosis de acrobacia, a través de unas chicas colgadas desde el techo del escenario. La multitud extasiaba, pero la madrugada seguía; antes que el amanecer le pusiera un fin.
Otto Knows, DJ y productor sueco, le puso broche de oro a una jornada manchada solo por el ritmo más colorido del sábado que pasó. Las miles de personas se retiraban, así, teñidas con el ritmo y con los colores en la piel.