“Terminator Génesis”: entretenimiento artificial

Si insistiera menos en recordar al público de la existencia de películas mucho mejores y en realidad hubiera tomado los ejemplos de esos filmes, la nueva “Terminator” podría haber sido algo especial.

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Uno de los elementos clave de la trama de Terminator Génesis es la proliferación y democratización de tecnología como teléfonos inteligentes y tabletas, que solo una o dos décadas atrás eran dispositivos más propios de Star Trek que de la realidad. De hecho, para cuando Terminator 2 se estrenó en 1992, la Internet era aún algo que la absoluta mayoría del mundo desconocía.

Por supuesto, en los últimos 20 años la Internet se ha vuelto una parte vital, simbiótica de la vida diaria. Eso ha llevado a una cantidad de cambios en la forma de vida de la sociedad que sería imposible listar, pero para los propósitos de este texto nos centraremos en un fenómeno muy específico: fan fiction, expansiones o anexos a una historia de ficción realizadas por los fanáticos de esa obra.

El “fan fiction”, que puede tomar muchas formas desde cuentos o novelas hasta películas, es tan válido como cualquier otra forma de expresión artística, y puede generar increíbles obras de arte tan ciertamente como puede producir trabajos muy pobres (en algún rincón perdido de la Internet hay un par de terribles relatos cortos ambientados en el universo de Avatar: La Leyenda de Aang escritos por un servidor). Lo único que casi todos estos innumerables trabajos que flotan por la internet tienen en común es que nacen de una genuina apreciación por la obra que los inspira, un deseo de los autores de contribuir a la mitología, aunque sea de una forma no oficial.

La razón por la que estoy discurseando sobre fan fiction en vez de ir al grano y hablar de Terminator es simplemente porque Terminator Génesis se siente precisamente como un trabajo de fan fiction, pero se siente no como uno nacido no de un deseo sincero de homenajear a la emblemática saga de James Cameron, sino como un cínico intento de explotar su iconografía para poner cuerpos en asientos.

Génesis parte de una premisa genuinamente intrigante: comenzamos en el futuro, con un escenario que conecta directamente con el filme original de 1984. John Connor (Jason Clarke), líder de la resistencia humana en la guerra contra las máquinas, lidera el ataque final contra Skynet, pero no logra impedir que la inteligencia artificial envíe a uno de sus robots exterminadores al pasado, concretamente a 1984, con el objetivo de asesinar a la madre de Connor, Sarah (Emilia Clarke) y así impedir que el hombre que unió a los humanos y lideró la resistencia llegue a nacer. La mano derecha de John, Kyle Reese (Jai Courtney), se ofrece como voluntario para volver en el tiempo e intentar proteger a Sarah.

Pero en vez de hallar la misma situación que vimos en la primera Terminator, Kyle se encuentra en circunstancias dramáticamente distintas: inmediatamente se encuentra huyendo de un T-1000, una máquina de metal líquido, y descubre que Sarah no solo ya lo estaba esperando y sabía del complot para asesinarla, sino que tenía un robot exterminador reprogramado (Arnold Schwarzenegger) cuidándola desde que tenía 9 años. Por alguna razón, la línea temporal ha cambiado.

Esta premisa es genial, efectivamente da al director Alan Taylor y a sus dos guionistas carta blanca para llevar la historia en cualquier dirección que deseen, de hacer fan fiction con el sello oficial y plasmar en la pantalla todo tipo de situaciones creativas y emocionantes con las que cambiar las baterías de una saga que ya estaba bastante gastada, como hizo J.J. Abrams con Star Trek... o tal vez simplemente llevar la acción al año 2017 y recrear casi a la exactitud la trama de Terminator 3. A todo el mundo le encantó esa película, ¿verdad?

En serio, la segunda parte de la película - luego de que Taylor decide terminar de recrear toma por toma escenas de la primera Terminator recordándonos que James Cameron hizo una obra maestra con 30 años de avances tecnológicos y 140 millones de dólares de presupuesto menos - consiste en Kyle, Sarah y su protector robótico intentando evitar que Skynet se conecte a los dispositivos de todo el mundo por medio de una aplicación, esquivando a un avanzado ser cibernético en el proceso; salvando los detalles, es Terminator 3 de nuevo, con una cuenta regresiva que debería generar suspenso pero que nunca llega a transmitir urgencia.

Hay un giro “sorpresa” a la mitad del filme que cualquiera que haya visto un trailer del filme o incluso haya mirado el póster ya conoce, pero que aún así no voy a revelar aquí porque aparentemente yo respeto más a la película que su propio equipo de márketing.

Ser una “remake” de Terminator 3 no algo malo si fuera una mejor versión de aquél filme, pero sorprendentemente el filme es casi igual de mediocre. No terrible, pero decepcionante. En el apartado de la acción es increíblemente ordinario, con escenas demasiado cargadas de malos efectos especiales para ser tomadas en serio; una persecución de helicópteros hacia el final es particularmente pobre, algo increíble porque Alan Taylor logró que una batalla de naves espaciales en un mundo de fantasía inspirado en el paraíso nórdico se sienta real y gigantesca en Thor: Un Mundo Oscuro. Si hay una escena de acción que se salva, es una persecución en autobús bastante bien hecha, aunque no muy distinta a una escena similar en cierta otra película.

En lo que respecta al elenco, el filme bastante bien proveído de talento. Aunque no es ninguna Linda Hamilton, Emilia Clarke es un convincente heroína de acción, y Jai Courtney es sólido – si bien poco memorable – como Kyle. Arnold Schwarzenegger es un bienvenido retorno a la saga, y le da peso al filme con su siempre imponente presencia, y ayuda a aliviar ese peso con bastantes momentos humorísticos que aciertan un poco más de lo que fallan. Jason Clarke es uno de esos actores que definitivamente merece más trabajos de alto perfil, y es bueno que los siga recibiendo; y siempre es bueno ver al gran J.K. Simmons. Si tengo una queja en este apartado es sobre Skynet, y no sobre el actor que lo interpreta sino sobre la idea de tener que darle un rostro a un villano cuya principal amenaza es precisamente ser totalmente intangible, casi lovecraftiano, ajeno a las debilidades de sus enemigos humanos.

Terminator Génesis no es terrible, pero es imperdonablemente mediocre, demasiado para tratarse de una continuación de una de las principales sagas del cine de ciencia ficción y acción, y demasiado para poder salir bien parada en un año con ejemplos estelares de cine de acción y resucitación de sagas durmientes como la última Mad Max.

Un buen elenco y una premisa interesante que se queda en promesa, nada más.

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TERMINATOR GÉNESIS (Terminator Genisys)

Dirigida por Alan Taylor

Escrita por Laeta Kalogridis y Patrick Lussier

Producida por David Ellison y Dana Goldberg

Edición por Roger Barton

Dirección de fotografía por Kramer Morgenthau

Banda sonora compuesta por Lorne Balfe

Elenco: Jai Courtney, Emilia Clarke, Arnold Schwarzenegger, Jason Clarke, J.K. Simmons, Byung-hun Lee, Dayo Okeniki, Courtney B. Vance, Bryant Prince y Matt Smith

Enlance copiado
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