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Con una actitud relajada y alegre, casi sin necesidad de expresarse con palabras, el artista norteamericano Jack Johnson dio un espectáculo de alto nivel en su primera presentación en Paraguay, que tuvo lugar la noche del lunes en el Yacht y Golf Club Paraguayo.
La previa del show celebrado en el Court Central del Yacht estuvo a cargo de la Orquesta H2O de Sonidos de la Tierra. Se trata de un conjunto musical con una particularidad: sus instrumentos están hechos de materiales reciclados exclusivamente relacionados al agua –como botellas de plástico– que dieron lugar a violines, bidones para percusión o caños convertidos en flautas. Creatividad que sedujo y sorprendió a Johnson.
Con el apoyo en voces del dúo Purahéi Soul –Jenni Hicks y Miguel Narváez–, el conjunto interpretó canciones folclóricas, además de clásicos latinoamericanos como Guantanamera y vibrantes versiones de canciones norteamericanas como I just want to make love to you, de Muddy Waters, o Hit the road, de Ray Charles.
No fue sino hasta después de una considerable espera que, allá por las 21:45, el artista principal de la noche salió a escena con su look playero, acompañado de Adam Topol (batería), Merlo Podlewski (bajo) y Zack Gill (piano).
Jack Johnson abrió su show con Taylor, ante las aclamaciones del público, que pasó a acompañar con palmas la más rápida y entusiasta Sitting, waiting, wishing. Con un escenario bañado en una lumínica sencilla pero elegante interpretó luego Staple it together.
El infeccioso ritmo de Holes to Heaven, a medio camino entre tropical y urbano, dio lugar a la más calmada pero igualmente celebrada Inaudible Melodies. Sin duda impedido por la barrera del lenguaje, Johnson no decía mucho más que el ocasional “muchas gracias” en un trabajoso español entre canciones; más que nada hablaba con la música y con la sonrisa… que se multiplicaba en un público entusiasta y agradable.
Luego vino la emotiva Upside down, seguida de Radiate, para luego volver a acelerar el ritmo con You and your heart e If I had eyes, ampliamente coreada por la concurrencia. Johnson puso al público a bailar con Bubble toes, y le luego cedió el micrófono a su tecladista, quien demostró ser dueño de una buena voz para el rock con Wasting time.
Las cosas volvieron a la temática acústica del principio del show con Flake, y luego el hawaiano invitó de nuevo al escenario al conjunto H20, para que le brindaran el acompañamiento instrumental en Mudfootball.
Cambiando su guitarra por un ukelele, Johnson interpretó luego Breakdown, y luego regresó a la guitarra acústica para Constellations, un tema que dedicó “a las estrellas y a la luna, y a la lluvia por no venir esta noche”.
El show tuvo lugar para Banana pancakes, con solo de acordeón incluido. La popular balada –y último hit– I got you fue acompañada por un público que cantaba con ganas, mientras que fue con baile que la audiencia acompañó Tape deck. Igualmente embelesado siguió el público las interpretaciones de Same girl –enganchado con I wanna be your boyfriend, un cover de Los Ramones– y la muy popular Shot reverse shot.
Esto dio lugar a un momento mucho más rockero, con Johnson en la guitarra eléctrica y el pianista marcándose uno que otro memorable solo en Rodeo clowns. El propio Johnson realizó un muy celebrado solo de guitarra en la igualmente movida At or with me, tras la cual el público explotó ante las primeras notas de Good people, cantado y bailando.
Tras desaparecer por un momento del escenario junto a sus músicos, Johnson regresó solo, guitarra acústica en mano, para un momento íntimo con su público, con minimalistas interpretaciones de Do you remember y Home, para volver a traer a sus músicos y cerrar el show por lo alto con un hit de su repertorio, Better together.
Jack Johnson cerró, así, una noche en la que hizo gala de su carisma, humildad y humanidad, como surfeando canciones desde su Hawái natal.